RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

7 feb 2012

Nota cultural


Neoliberalismos y otras gaitas.

Neoliberalismo, no significa libertad para todos, sino libertad para, multinacionales, corporaciones y otros gigantes económicos; significa (para ellos) pagar menos impuestos y recibir más ayudas. En España por ejemplo cerca de un 25% del dinero que tendría que ingresar en las arcas del estado, desaparece en paraísos fiscales o mediante otros medios lejos del alcance de los recaudadores, que ven como cada vez hay menos dinero en la caja.

El neoliberalismo no quiere gobiernos, no quiere estados, quiere que el poder económico dominante hoy por hoy (de momento en la sombra), lo haga a plena luz del día, así se ahorraría los gastos de sus “redomendados” en los respectivos gobiernos del mundo.

Con la idea de que el estado derrocha en todos los sectores, ofrece el servicio privado como una panacea; así con la inestimable colaboración de sus lacayos gubernamentales, se va haciendo uno a uno o varios a la vez, con los trozos más suculentos de la tarta.

Así frente a la imagen que nos venden de salvadores de la economía mundial, nos encontramos con una gran maroma que aprieta cada vez nuestros cuellos, de modo que llega un punto en que, con el miedo en el cuerpo, mientras nos preocupamos de coger algo de aire; ellos aprovechan para registrarnos los bolsillos y quedarse con todo lo que tenga algún valor.

No son los bancos quienes nos van a pagar las pensiones, sino los que se están llevando el dinero de nuestros impuestos, con ayuda estatal. No son tampoco las grandes multinacionales las que van a solucionar el problema del desempleo, sino las que lo están provocando.

Según las últimas informaciones, se habla de un gran aumento de las personas que viven en, o bajo el umbral de la pobreza en España; se me ocurre que ya podemos actuar con celeridad, los que estamos un poco mejor; porque si la economía de andar por casa, carece de sentimientos, la economía salvaje que estamos viviendo hoy en día; es capaz de transformar la miseria en muerte a poco que siga campando a sus anchas.

Tras años de desinformación interesada, gracias a la colaboración de los grandes medios de comunicación en manos de unos pocos; nos encontramos ante una población pasmada, que parece asistir a su propio funeral no ya desde la posición del muerto, sino como mero espectador de su propio deceso.

Los políticos, nos confunden con su oratoria, mientras maquinan otras intenciones, muy lejanas a los intereses generales, ahora nos cuentan que hay que ayudar a la banca que nos metió en esta crisis, y mientras algunas voces, piden responsabilidades; estos, (los bancos), vuelven de nuevo a quedarse con el dinero de los trabajadores y de los pobres, que no tendrán para comer, pero contribuirán dejando de ser retribuidos en alguno de los infinitos “eres” a los que multitud de empresas se acogen. Los ciudadanos mientras tanto, vemos como nuestros vecinos se van a la calle como si no fuera con nosotros; tal vez algún día nos toque y para entonces, ya no habrá nadie a quien pedir ayuda. Mientras tanto el dinero se mueve increíblemente de abajo hacia arriba y ya se sabe entre más hay arriba, menos hay abajo.

Hace poco se escuchó decir a Luis Ignacio Lula da Silva lo siguiente, en relación a la crisis que nos azota: “Recapitalizemos el empleo y no la banca” y “si los técnicos tuvieran la clave de la solución, no harían falta políticos, iríamos a la universidad a contratar los gobiernos”. Evidentemente no es así, como ya podemos constatar, pues ya tenemos un técnócrata desgobernando en una Grecia, cada día más empobrecida y saqueada