RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

6 nov 2012

VAMOS A CORRER DESCALZOS TRALARÁ.

Vamos a dividir el artículo en tres capítulos:

1.- Vamos a correr descalzos... Tralará...              (Capítulo 1)
2.- La técnica de carrera, pautas a seguir.             (Capítulo 2)
3.- Zapatillas, casas comerciales y tendencias      (Capítulo 3)


VAMOS A CORRER DESCALZOS... TRALARÁ... (Capítulo I)

Como diría alguno de mis pupilos, ya iba siendo hora, y es cierto; creo que es el momento.

No se si alguna vez he sido el primero, ni me importa; si algo me ha demostrado la experiencia a lo largo de los años; es, que por muy autodidacta que seas; por lo general, hubo otro antes que tú que se anticipó a tus ideas, solo que no fue corriendo a registrarla. A día de hoy algunos de aquellos pioneros se llevarían una sorpresa, al ver cómo, muchos, no tienen escrúpulos en apropiarse de cualquier idea que les acerque un poco más al abismo de la fama.

Desde siempre me atrajo la idea de descalzarme; lo que puse en práctica en múltiples ocasiones, incluso hoy día, en cuanto tengo ocasión me muevo con los pies desnudos. Al principio parece que la piel se revela y si te tocas raspa como una lija; notas las piedras por pequeñas que sean, sobre todo si caminas y se te clavan en el talón; pero poco a poco es como si se perdiera sensibilidad y los inconvenientes del terreno van molestando menos, al tiempo que la piel, (al tacto), curiosamente, se suaviza un tanto.

Antes de nada, y puesto que una grandísima mayoría va a seguir cayendo de talón; tengo que decir que lógicamente para este tipo de corredores, la amortiguación es importante, y estoy de acuerdo en que busquen la mejor zapatilla para sus condiciones; pero a mi modo de ver, con cada apoyo están echando en cierto modo el freno de mano; quiero decir que cada vez que el talón impacta contra el suelo, hay un instante en que parte de la energía acumulada con el impacto, vuelve hacia atrás, justo la dirección contraria en la que vamos.

En un principio, traté de convencer a alguno de mis colegas; recuerdo muy bien como intentaba explicarles que aquella vieja norma sobre que al caer el pie soportaba todo el peso del cuerpo multiplicado por 3 (por 6 según algunos. ¿quien da más?), se podía variar en función de la técnica de carrera, pudiendo mediante su aplicación, reducir esas cifras en gran medida, y obteniendo por tanto un gran beneficio, sobre todo en largas distancias. Pero si bien al inicio, había cierta curiosidad; al final todo el mundo, hasta yo mismo terminábamos por calzarnos.

Con el tiempo volví a correr descalzo cuando se presentaba la ocasión; algunas veces sobre el tartán de las pistas, donde el pie nota perfectamente la superficie rugosa y como esta erosiona la piel hasta llegar a hacer daño; otras veces en alguna carretera de poco tránsito, disfrutaba llevando las zapatillas en las manos ante la mirada extrañada de los pocos con los que me cruzaba; nunca fue una norma fija, pues jamás me vi corriendo en una prueba junto a los demás con los pies descalzos.

Posteriormente cuando comencé mis tareas como entrenador, ni siquiera lo intenté; ya hacía suficientes cosas “poco habituales”; de modo que simplemente me limité a realizar ciertos trabajos con los pies desnudos, la mayor parte de las veces en las pistas de atletismo, o zonas de hierba, buscando que los atletas reconocieran ciertas pautas para con ello tener un margen mayor de adaptación a mi estilo de técnica de carrera.

A día de hoy, aún me encanta la idea de correr descalzo, pero reconozco la enorme dificultad de hacerlo sin correr riesgos; pues en cualquier esquina puedes encontrarte los cascos de una botella que algún “simpático” prefirió romper en el suelo, en vez de tirar a la basura. Realmente las ciudades no están pensadas para ir descalzos, lo cual limita considerablemente el campo de acción para los amantes de esta técnica que van apareciendo ya poco a poco, (el último que he visto, corrió descalzo por asfalto en los 10kms de León).

Aconsejo trotar descalzo, como aplicación de la técnica, y como método de recuperación, tras una carrera exigente y desde luego continúo recomendándolo siempre que el terreno lo permita. ¿Por qué vamos a confiar, la amortiguación a una zapatilla, cuando tenemos el mejor sistema de suspensión del mundo en nuestros propios pies? No olvidemos que todo lo que traslademos a la zapatilla, dejará de estar bajo nuestro control; de modo que cualquier defecto en la zapatilla puede convertirse en una lesión para el corredor.

Tal vez para salir al paso de la pregunta ¿Cuál es la mejor técnica de carrera?, debería contestar, que aquella que permite a un individuo concreto obtener mayores beneficios con el mismo nivel de esfuerzo, pues cada individuo, además de una calidad, tiene su propia estructura, como ocurre con el ADN; aún así, estoy convencido de que la técnica debe de ser la misma para todos, independientemente de que cada uno por su propio bien deba realizar ciertas correcciones personales antes de ponerse a la tarea de correr.

No voy aquí a tratar de convencer a nadie; en absoluto; cada uno tiene que ser libre de experimentar y de hacer lo que crea más conveniente, nunca fue bueno hacer las cosas por la fuerza, por mucho que para algunos sea el mejor sistema de gobierno. Simplemente voy a tratar de explicar cuál es a mi juicio la técnica de carrera más ventajosa y luego cada cual, que tome su propio camino, y tan amigos.

Es evidente pues que soy un firme defensor de correr descalzo; pero debe quedar más claro aún, que no se puede correr de cualquier manera, ni descalzo ni calzado; o tal vez si se puede, pero no se debería. Estoy hablando evidentemente de la técnica de carrera.


LA TÉCNICA DE CARRERA, PAUTAS A SEGUIR          (Capítulo II)

  1. Comencemos por colocar el cuerpo correctamente y bien alineado; la idea es adelantar un poco el centro de gravedad, inclinándonos hacia delante (15cms aproximadamente tomando como referencia la frente); pero como si nuestro cuerpo fuera un poste; es decir, la inclinación la da dejarse caer un poco (nunca agacharse).
  1. Si ya estamos en posición, vamos a mirar hacia la dirección de carrera; todo lo que no sea así, sobre todo si se repite mucho será un desperdicio de energía; incluso en competición, no deberíamos perder tiempo en mirar atrás.
  2. La cabeza debe de mantener la línea de la columna (el poste), la barbilla siempre paralela al suelo, y no inclinarla nunca sobre el pecho, para no romper la linealidad.
  3. Los hombros, deben de estar relajados en todo momento, pero manteniendo la tensión mínima para que no se curven hacia delante. En esto ayuda meter aire en los pulmones, (sacar pecho) de modo que al hacerlo notaremos como se nos van más fácil un tanto los hombros hacia atrás.
  4. Los brazos, deben caer por su propio peso, y siempre a lo largo de los costados, tomando como referencia ese punto a la hora de correr. Durante la carrera, formarán un ángulo tomando como referencia la parte interna del codo, que intentarán mantener durante el mayor tiempo posible.
  5. Las manos, se mantendrán próximas a las caderas en su paso “adelante atrás”; dando libertad a las muñecas, que no deben generar ningún tipo de tensión.
  6. Las caderas son una parte esencial en la técnica de carrera, aunque muy pocos corredores aprovechan este recurso. De hecho deben participar activamente en un movimiento inicial adelante arriba, siendo esencial en la longitud de zancada, y en el gasto energético.
  7. Las piernas, gracias a la impulsión y la participación de la cadera deben subir hacia delante y arriba, colocando la rodilla prácticamente a la altura de la cadera, para iniciar posteriormente, un descenso y un recorte de modo que el pie, caiga un poco hacia atrás y nunca por delante del centro de gravedad.
  8. Las rodillas, deben de participar lo justo, pues deben dar prioridad a los tobillos.
  9. Los pies, que serían lo que el cerebro a las ideas, son la clave en relación a la técnica de carrera que yo empleo. La caída se produce de metatarso; más o menos, sobre esa especie de almohadilla que tenemos antes de los dedos, pero como he dicho antes, la caída no se produce de atrás-adelante, sino de adelante-atrás.
  10. Debemos aprender a relajar todas aquellas partes de nuestro cuerpo que no intervienen en ese instante o que lo hacen en un plano secundario o casi nulo.
Como norma general, lo primero es que cualquier cambio en la técnica requiere de una adaptación, mayor o menor en función de la complejidad que la misma tenga para cada aspirante. 

De todos es sabido que las carreras se ganan en el suelo, y no manteniendo la suspensión; de modo que la distancia entre apoyos (longitud de zancada) vendrá dada por esa misma norma; norma que por otra parte no habla de distancias concretas; por lo que como siempre cada uno la adaptará a sus circunstancias, pues no es lo mismo hacer un 1000 en pista que un kilómetro vertical. De modo que saquen sus conclusiones y si escuchan cosas, incluso de personas con gran respaldo mediático, mediten antes de ponerlas en práctica; pues bien pudiera ser que la ignorancia de muchos se convierta en una verdad para tontos. Dicho de otro modo, hay mucha gente por ahí, que está inventando todo el día cosas y no saben donde tienen su pie izquierdo (yo podría ser uno de ellos).

Queda pues explicada “groso modo”, la técnica de carrera, que insisto, no pretendo hacer universal ni mucho menos, pero sí que creo, puede serle útil a algunos corredores que insisten en caer de talón, consiguiendo así una repercusión en cadena desde el talón, hasta la nuca, que ni da ventajas en la competición, ni proporciona ningún beneficio. 

Solo añadir, que cambiar la forma de correr a la que uno está habituado no es sencillo, y en algunos casos, es tarea prácticamente imposible, sobre todo si no se tiene confianza en el cambio.
Para realizar la mejor adaptación, cada persona debería conocer primero, cuáles son sus defectos a la hora de correr para intentar corregirlos, y una vez solucionada esa parte, comenzar alternando trote descalzo con trote calzado, realizando una progresión generosa en el tiempo, y ritmo, hasta la total adaptación, tanto muscular, como y sobre todo mental.

He dejado para el final un par de temas que seguro también provocarán controversia, pero que vuelvo a insistir; no buscan la provocación, sino tan solo aportar ideas, y en esas estamos.


ZAPATILLAS, CASAS COMERCIALES Y TENDENCIAS      (Capítulo III) 


Los que tenemos una edad y restos de memoria, recordarán el tipo de zapatilla que usábamos en nuestra época; yo que tengo más de la primera que de la segunda, me tengo que conformar con algunos rasgos, y entre ellos uno fundamental y directamente relacionado con lo que estamos hablando; que yo recuerde, las había más duras y más blandas, tanto en la suela como en el exterior, pero no existía la cámara de aire ni el gel. Es cierto que había ya materiales que absorbían mejor que otros el imparto a la hora de caer; pero la característica que más recuerdo es que eran todas muy planas, y generosas con el espacio del pie.

Sea como fuere, el caso es que la rivalidad entre las casas comerciales y el jugoso negocio del deporte ya funcionaban como una maquinaria bien engrasada, y estas, trabajaban lógicamente en conseguir dominar las tendencias del público en general y sus posibles compradores en particular, utilizando igual que ahora a los ídolos del momento como señuelo para la venta de sus productos, que en la mayoría de los casos, estos ídolos no se ponían más que para el anuncio.

A veces estudios patrocinados por las propias casas, o en alguna ocasión, tal vez por alguien “neutro”, nos ponían sobre la pista de cuál era el mejor material del momento y cuáles eran sus ventajas; provocando a continuación un aluvión de mensajes publicitarios y repetitivos hasta la saciedad, encaminados por supuesto a atontar y captar compradores para sus productos.
Nos tienen bien acostumbrados a dar bandazos continuamente, ahora esto es bueno, y mañana malo, en este momento va bien, luego no. En este juego, todas las cartas están del mismo lado, ellos ganan, nosotros perdemos.

No quiero hablar de la explotación en relación a la producción, pero todos sabemos que hay millones y millones de zapatillas a la venta, unas son copia casi exacta de otras, unas sirven para esto y otras para aquello, pero ¿realmente las necesitamos?; mi respuesta contundente es no: al menos no necesitamos tanta variedad, no necesitamos en ningún caso zapatillas inteligentes que “pronan” o “supinan” a su antojo, no necesitamos cámaras de aire ni geles; para el que quiera utilizarlas basta con una zapatilla convencional y aplicar el sentido común.

El cuerpo humano se adapta a prácticamente todo, pero con muchos de los cambios hay una lucha genética interna, debido a la cual, la memoria que pueda conservar nuestro cerebro respecto a la forma de correr, no me cabe duda de que tiene relación con pisar directa y correctamente el suelo sin intermediarios, o como mucho, dadas las dificultades para correr siempre descalzo, al menos con superficies duras como las suelas de cuero de no hace tanto, que lograban una sensación bastante parecida.

Tal vez deberíamos de hacer aquí un paréntesis en relación a las carreras por montaña; uno de los negocios más fructíferos de los últimos años para algunas CASAS COMERCIALES; y si bien también ocurre algo similar en cuanto al aspecto comercial; no podemos lanzarnos a competir alegremente por la montaña, sin una ropa y un calzado, que debe de cumplir unos mínimos requisitos. (De hecho se exige un material obligatorio para poder participar en este tipo de carreras, y en algunos casos una experiencia previa acreditada). 

Cuando subes por allá arriba; cuando cae la noche, cuando llueve o nieva, o el termómetro sube o baja a su antojo, y un viento endiablado se te mete en los huesos, no es suficiente con un pantalón y una camiseta de algodón; (Tenerife Bluetrail, Diagonal des fous y Cavals del vent de este 2012 son una desgraciada muestra de lo que estamos hablando), es evidente pues, que el material debe de ser el más adecuado a esas circunstancias; y a pesar de todo, la tontería también existe aquí y la variedad es tan amplia que nos podemos volver locos escogiendo “lo mejor de lo mejor”.

LA TENDENCIA desde hace un tiempo; son las denominadas “zapatillas minimalistas” (zapatillas llevadas a su mínima expresión). No recuerdo que se produjesen grandes movimientos en este sentido con la aparición del gran Abebe Bikila; ni con la presencia en la escena europea de otros atletas (Africanos fundamentalmente) que también corrían descalzos en sus lugares de origen, y calzaban sus primeras zapatillas, casi al tiempo que su fichaje deportivo. Sin embargo con la publicidad dada al pueblo Raramuri, (los desgraciadamente, famosos indios de la sierra Tarahumara mejicana), ha sido el acabose, y curiosamente, mira tú por dónde, estos no corrían descalzos.

Zapatilla muy plana, usada por algunos marchadores, hace ya unos cuantos años.

Como no podía ser menos, las casas han sacado toda su artillería pesada en este asunto, y ya tenemos en el mercado, infinidad de zapatillas de todas las marcas y modelos, cuya característica pretende ser que con ellas es como correr descalzo (incluso por terreno montañoso). 

No tardando mucho volveremos a las andadas añadiendo cámaras de aire, geles o similares que nos ayudarán supuestamente a mejorar hasta límites insospechados, cosa que yo no me creeré. ¿Recuerdan que pequeños eran los teléfonos móviles hace poco?.

Se produce aquí un hecho curioso; pues aún tengo en mi poder, algún par de zapatillas de hace ya algunos años que podríamos muy bien llamar minimalistas, como la “rc150” una zapatilla tan ligera, con tal poca suela y tan poco peso, que si el terreno no era demasiado liso, notabas cualquier piedra por pequeña que fuese casi directamente en el pie.

Esta es la RC150 que ya no se fabrica; minimalismo puro.

Es verdad que seguramente estaban pensadas para gente de 60kg más que de 80kg, pero póngale ustedes una buena suela en la zapatería del barrio y ya pueden correr por el monte o la montaña, como unos campeones. (Pinchar en el enlace para ver las zapatillas)      http://barriosantana24.blogspot.com.es/

Esta es una zapatilla con suela de goma dura del zapatero.

No es por cierto, la única zapatilla que ha existido de este tipo; los que han deambulado por el mundo de la marcha atlética lo saben muy bien. Incluso los que no han contado con el beneficio de la diosa fortuna, saben perfectamente lo que es, tener que alargar la vida de unas viejas zapatillas, gracias al buen hacer de aquellos excelentes zapateros que todos conocimos y que están a día de hoy por desgracia a punto de extinguirse.

Como se ve es una pieza completa.

Tengo que reconocer sinceramente que alguna de estas nuevas zapatillas, me atrae y mucho, por su colorido y sobre todo por su formato, pues es lo más similar a lo que yo recomiendo; pero aún así, al no aplicar la técnica correcta, volvemos a estar en las mismas, y aquellos que han oído hablar sobre la total ausencia de lesiones con este producto, se llevarán más de una sorpresa; y si no, basta observar a algunos “corredores minimalistas” y luego díganme ¿corren diferente con estas que con las otras?. La respuesta se la voy a dar yo: muchos, siguen corriendo igual, incluso se les ve felices cayendo sobre el talón y flexionando por las rodillas a tope, colocando en ocasiones los cuádriceps casi paralelos al suelo.

Una vez más el miedo influye en la técnica de carrera de múltiples formas, miedo a lo desconocido, miedo a la lesión, miedo a no obtener mejoras, miedo al qué dirán; sea como fuere, por muy minimalista que sea una zapatilla, mientras tenga algo de tacón, (no creo que existan con inclinación negativa en el talón) siempre tendremos tendencia a tocar con él en el suelo.

Concluyendo, y aún reconociendo diferencias entre unos productos y otros, creo firmemente, que no es la zapatilla lo primero que tenemos que buscar prioritariamente para alcanzar mejoras, sino como ya hemos dicho antes, primero corregir los defectos; después la técnica más apropiada, aquella que como dijimos al comienzo de este artículo, permite a un individuo concreto obtener mayores beneficios con el mismo nivel de esfuerzo, y finalmente la mayor dosis de ilusión posible; cuando se tienen ganas de hacer cosas, cuando se disfruta corriendo y se quiere seguir haciendo durante mucho tiempo; es más fácil que el resultado sea satisfactorio.