Y LA PRIMAVERA LLEGÓ A
ESPINAMA
No es que esta localidad
carezca de flores precisamente; pero lo de este fin de semana ha sido
realmente el apoteosis. Ver tanto colorido, tanta diversidad y
respirar a pleno pulmón sin que ello suponga un esfuerzo, sino más
bien un auténtico placer, no tiene precio; pasearse por estas
montañas aún libres de la farándula a la que no son ajenas otras
similares, no es cosa de este mundo; unos días más viviendo este
ambiente y sería capaz de cualquier locura; hasta de volver a votar
en las próximas elecciones.
Capítulo I.- EL
HOSTAL REMOÑA
No es ninguna novedad que
el “Remoña”, es la base de operaciones desde hace tiempo
para todo lo que suene a ultra, a montaña, a kilómetros
verticales, a diversión, disfrute y placeres no aptos para
pusilánimes. Ya lo dice la canción: “si alguna
vez buscas a Pablo Criado y no aparece, sube a Espinama y espera en
el Remoña,; pero mientras tanto, come algo, verás como tu estómago
te lo agradece”.
En lo humano, hasta el
abuelo pega la hebra y te cuenta a poco que le des hilo como se hacía
en otros tiempos los esquíes de madera, con una sujeción “made
in Espinama” que gracias al herrero del pueblo, se agarraba a
los zapatos como el dinero a los corruptos.
Montse que parece una
recia montañera de las de antes; tiene unos ojos que destilan
inteligencia; se limita a sonreír, y habla lo justo; pero sabe que
hay un antes y un después para los que se sientan en las mesas para
la pitanza, que por cierto; siempre te transporta al presente, porque
es imposible pensar en otra cosa, que no sea dar rienda suelta al
paladar. No dudo, que utilizar condimentos caseros tenga algo que ver
para que todo esté en su punto; pero que un cliente le espete de
golpe “hija tienes manos de santa”, y se incline llorando para
besarlas; me hace dudar si no será aquí donde dan la famosa bula
lebaniega, en vez de en Santo Toribio.
En cuanto a Jesús, el
pobre hombre está perdido irremediablemente; he visto la felicidad
en su rostro mientras nos clavábamos un espino tras otro; cuando nos
empapábamos con el agua de los arroyos o poníamos mascarillas de
barro a nuestras zapatillas; y si era bajando una buena pendiente
para que te voy a contar; pero hay que vivir de algo, y el tiene su
negocio al que no robará más tiempo del estrictamente necesario
para encontrarse de nuevo con sus amigos y entrañables senderos
lebaniegos que parecen estar siempre deseosos de verle aparecer por
cualquier recodo. El bueno de Jesús como dije antes está ya
atrapado y no podrá evitar dedicar una parte de su tiempo libre a
correr por ahí si puede ser con alguno de sus muchos amigos, que
cada vez somos más, pues si no caes por el estómago caes por el
trato; yo ya hace tiempo que me he rendido a la evidencia, y cuando
me paso por allí, me pongo en sus manos (y en las de Montse), sin
rechistar.
Capítulo II.- LOS
VISITANTES
Llegaron desde diversos
puntos de esta ajada piel de toro que nos da nacionalidad. La excusa,
una concentración que uno de los mayores adeptos a “San Tor”,
llevaba un tiempo meditando. La idea consistía en impartir unas
charlas sobre carreras por montaña, consistentes en una parte
teórica para lo cual contarían con un entrenador de prestigio (el
prestigio se perdió cuando me llamaron a mí).
Estas jornadas, estarían
aderezadas con alguna que otra sesión práctica para engrasar la
destartalada maquinaria neuronal, alimentada a base de kilómetros,
que los adeptos a las largas distancias por montaña poseen, frente a
la cual estaría Pablo Criado.
Llegaron dispuestos a
todo, con ganas de aprender, (o al menos eso
pensaban); y de hacer un poco de ejercicio, pero sobre
todo con ganas de pasar un buen fin de semana en compañía de
colegas que al final, es lo único que nunca se borra del disco duro
Tal vez, por número haya
que citar a ciertas “bandoleras”, que aunque con trabucos y otras
armas que parecen antiguas; cuando se las ve juntas uno, que ha
escuchado narrar ciertas historias, no puede menos que tragar saliva
disimuladamente.
No faltó por supuesto la
participación de gente de la tierra que pudiendo estar
tranquilamente en sus hogares, decidieron hacer un alto en sus
rutinas diarias para pasarse unos días en Espinama, en compañía de
Pablo y los demás.
Capítulo III.
LOS
BASTONES
La rutina establecía que
sobre las diez, se hablaría un poco del tema de los bastones, de
modo que me tocó el primer trozo de la tarta y conté lo que en mi
opinión resulta más interesante sobre el tema, que por cierto nada
tiene de novedad, pero siempre está ahí para generar dudas sobre
donde, como, cuando y de que tipo. Terminada mi breve exposición;
Pablo fue enseñando el material y dando la explicación
correspondiente; que si ligeros, que si tres tramos, que si montaje
super rápido, amortiguación, longitud de agarre y sobre todo el uso
adecuado de la imaginación aplicada al bastón.
A continuación tocaba
poner poner en práctica diversos tipos de trabajos, poco conocidos
dicho sea de paso en relación por supuesto con el uso de estos palos
que no suelen faltar en ninguna carrera. Se trataba básicamente de
romper un poco la dinámica establecida en cuanto al tipo de
entrenamiento habitual en corredores por montaña y abrir otras vías,
otros cauces, pero sobre todo otras ideas, otra forma de entender el
entrenamiento para un corredor por montaña, que habitualmente tiene
tendencia a reducir el campo de visión a la hora de su preparación
diaria.
La idea parece que fue
bien recibida, de modo que entre sube y baja, un poco de barro y
algún que otro lío con las pautas exigidas; llegó la hora de
volver al Remoña, donde nos esperaba una ducha y comida ligera;
recomendación del maestro Pablo, que, nos sentó de miedo.
Capítulo IV LAS
CUESTAS
Tras la comida un postre
casero para poner el alma en remojo y listos para tras un breve
descanso; vuelta a los coches para enfrentarnos a las cuestas.
Yo inocente de mí, pensé
que algún participante, le tendría cierto respeto a los desniveles,
que aunque no eran espeluznantes, ya tenían el ángulo suficiente,
para que los temerosos dieran los primeros signos, cosa que no
ocurrió; de modo que si alguno pasó miedo, no lo dijo y todos se
pusieron al parecer encantados a la tarea, demostrando algunos, más
que buenas dotes para manejarse en este tipo de situaciones; pero
todos en general autosuficientes.
Después de tocar varios
tipos de desniveles, dentro de la misma zona, vuelta al Remoña,
pasando antes por el “palacio de deportes” para hacer unos
ejercicios simples de fuerza y unos estiramientos, de esos que sirven
además para darle a la lengua.
La cena ya puso los pelos
de punta al personal; si la comida había estado fenomenal aún
siendo “dieta para deportistas”; en la cena debieron de pensar
que el desgaste había sido grande, de modo que plato para acá plato
para allá, la cosa se fue animando y para cuando llegó el postre,
algunos indocumentados que pensaban que “a otra cosa mariposa”,
se quedaron de piedra cuando escucharon a Montse lo que había
(naturalmente todo casero): Flan de no se qué con no se cual,
tarta de bizcocho al chocolate blanco, tarta de queso, de pera, de
melón? O ¿era el orujo?; en fin, que no sigo porque alguno que no
pudo ir, a estas alturas de la lectura estará llorando como una
magdalena.
Capítulo V.- LA
PLANIFICACIÓN
Tras la cena, tocó
charla sobre la planificación. Hay que reconocer que soy como soy, y
a veces eso se nota; de modo que se me ocurrió hacer un símil con
la construcción de un chalet, desde la preparación del terreno
hasta el fin de la obra. Nunca he creído que contar a alguien como
entrena fulanito o menganito por mucho nivel que tenga pueda servir
para que los demás hagan lo mismo, aunque reconozco que por
desgracia la mayoría sigue las pautas de aquellos que aparecen en
los medios como “los mejores”, por mucha distancia que exista
entre las cualidades de ambos. Esto no es el juego de “lo sabe no
lo sabe”, y aunque la mayoría buscan diversión en grandes dosis;
dejar las cosas al azar está provocando ya demasiadas lesiones; de
modo que intenté dar unas pautas para que cada uno se buscase la
vida lo mejor posible.
Un poco de charla
amigable y algunos a la cama cuando los relojes marcaban ya las dos
de la madrugada.
Capítulo VI.- LA
NIEVE
El domingo tocaba nieve y
desde luego la había en grandes cantidades por los hermosos parajes
del entorno de Fuente De; donde nombres como Deva, Camaleño e
incluso Peña Remoña son bastante conocidos. Creo que no me equivoco
si digo que resultaría a la postre; el día más divertido de todos,
como bien muestran las fotos que podréis ver más adelante, que nos
muestran por un igual tanto el lado divertido, como el competitivo.
De nuevo vuelta al hogar
y el comedor lleno de nuevo; como para faltar estaba la cosa; ni más
ni menos que cocido lebaniego;
si alguno lloraba antes por no poder venir, a estas alturas se estará
ya tirando de los pelos. No quiero dramatizar, pero el gusto que le
da la cecina a este plato, con el añadido de probar después de
muchos años “el relleno” es para morirse. Tras el cocido de
nuevo los mejores postres del país, un cafetín y un poco de charla
antes de la vuelta.
No
se si fue el cocido, la tarta o la emoción, pero a estas alturas
alguna de las “Bandoleras”, derrapaba sobre sus propias palabras,
y erre te erre, erre te erre; fueron desgranando algunas de sus
aventuras, sobre todo una que tan pronto se creía un pescadito, como
un tiburón. Al parecer cuando compitiendo se encontraba por detrás
de algún rival, era tiburón, pero si el rival era el que llegaba
por la trasera era pescadito. Algún alma benefactora se la llevó a
otra parte y pudimos respirar tranquilos, pero cuando al poco tiempo,
la vi llegar con una copa en la mano y una enorme sonrisa, me dije
“tierra,
trágame”
y “apañados
estamos”,
pero afortunadamente, ni la copa era para ella, ni venía a nuestra
mesa, de modo que en cuanto pudimos levantamos el campo y tras una
calurosa y emotiva despedida nos fuimos para nuestras casas hasta la
próxima cita.
Capítulo Final.- LA
CONCLUSIÓN.
Conocí estos parajes de
la mano de Pablo Criado en el “Desafío Cantábria”; tengo que
decir que disfruté de lo lindo; posteriormente he ido haciendo
amistades entre gente que disfruta compitiendo estas enormes
distancias, y tengo que reconocer que son todos muy parecidos,
fundamentalmente en lo positivo, en lo humano, y en lo agradable.
Aquí se mezclan los mejores del panorama mundial con otros que no
llevan ni medio año en el mundillo, y salvo por sus nombres, nadie
sería capaz de adivinar quien es quien en cuanto al trato se
refiere.
Me satisface plenamente
estar cerca de esta gente, que sufre como todos los demás, pero es
que además está capacitada para sufrir donde otros no pueden, y
convertir ese sufrimiento en un manantial perpetuo de satisfacción.
Espero volver al Remoña,
no una, sino muchas veces, y en alguna de ellas, espero encontrar el
momento oportuno, para disfrutar con la satisfacción de poder
devolver, aunque sea una mínima parte de lo que me han ofrecido
desinteresadamente los amigos que allí dejo.
Las fotos, se irán colocando aquí:
http://penatren.blogspot.com.es/2013/02/remona-centro-de-alto-rendimiento.html
Por cierto que aquí podeis ver también lo que la reportera más intrépida de las montañas ha colgado.
Ha sido un placer haber podido compartir este fin de semana con todos vosotros es decir:
Pablo, Antonio, Jesús, Montse, Noe, Berto, Marta, Carlos, Carmen, Nuria,
Maribel, Ana, Anita, Roberto, Eduardo, Mª Jose Oliver, Gorka, Luis,
Encarna y Maria; haced buen uso de los extensos conocimientos que ahora poseeis.