Esta era la primera vez
que acudía a esta cita que creo que organiza el bueno de Santi.
Uno nunca deja de admirar
y de admirarse por las sensaciones que le transmiten las montañas;
igual da ir a un sitio que a otro todos tienen su encanto, sus
líneas, sus curvas, pero sobre todo esa percepción de la realidad
que te pone en tu sitio, que te recuerda cada minuto lo pequeño que
eres.
Vistas así las cosas, no
es de extrañar que los corredores disfruten de lo lindo corriendo
por estos espacios naturales, donde lo mismo puedes encontrarte un
oso que una vaca pastando sobre pendientes imposibles.
Estamos en los límites
de una realidad administrativa, empeñada en marcar, delimitar,
poseer, en este caso con un alambre de púas, como si las montañas
no fueran de todos. Uno se imagina a asturianos y leoneses pegándose
tiros porque un animal ha cruzado la línea y está pastando fuera de
sus límites artificiales. Por lo que se ve, no es sencillo conciliar
la naturaleza con la economía, y así nos va.
Respecto a la carrera, yo
creo que priman los halagos, un comentarista de lujo (el gran Depa),
una señalización prácticamente perfecta, ilusión y cooperación
por casi todos los lados, ambiente festivo y hasta los corredores que
necesitaron tres horas más que los primeros para llegar a meta,
pasaron bajo esa especie de arco del triunfo, sonriendo y disfrutando
por haber sabido administrar la ración de sufrimiento que al que más
y al que menos acompaña en todas las carreras.
Un día espléndido para
coger un poco de color y para respirar a pleno pulmón. Corredores de
distintas provincias como viene siendo habitual, y me imagino que los
organizadores respirando ya tranquilos al ver que todo había ido
como la seda.
La semana que viene toca
poner los pies en polvorosa o mejor dicho en “polvoreda”, más
conocido por Pico Correcillas, al que por cierto algún adinerado ha
querido poner puertas y coto como si se tratase de un finca
particular, poniendo guardas y todo para prohibir el paso; aunque ya
no se extraña uno de nada, sale tan barato hoy día comprar
políticos, que cualquier día nos cobrarán por mirar para arriba,
que es para donde miran ya más de seis millones de españoles.
Allí veremos de nuevo a
algunos de los primeros espadas venidos de los lugares más dispares
a disfrutar durante unas horas sufriendo como mejor saben, que es la
mejor manera, pues cuando uno lo tiene demasiado fácil no le
encuentra el punto a esto del disfrute y termina por aburrirse.
Las fotos aquí: http://lacampona.blogspot.com.es/2013/08/asturianines.html