Que si fueron trescientos cincuenta, que si cuatrocientos, que si más; pues claro que fuimos más; ¿es que a mí no me cuentan?; yo no corría (miento, si que corrí y bien que sudé la camiseta), pero también participé ¿o no?; y no estaba yo solo, pues haciendo fotos éramos unos cuantos y unas cuantas. Pero ¿Y los que estaban controlando los avituallamientos y los chips? ¿Es que esos tampoco cuentan? (que se lo digan a María que peló un frío que para que os voy a contar).
¿En que apartado situamos
a los que colocaron las balizas; a los que prepararon las costillas
con patatas, las empanadas, las bebidas, el café (no me olvido de
la cerveza), las pastas?.
Las mesas no quedaron así
de puestas y así de limpias del año pasado, eso seguro, cuando yo
llegué ya estaba todo casi a punto, estaban probando megafonía, y
dando los últimos retoques al resto.
No olvidemos a los
patrocinadores, que los hubo y no cito porque se me terminarían las
letras.
Pero ¿como piensan los
corredores que le van a quitar el polvo a sus zapatillas si no fuera
por toda esta gente que cito y la que me olvido?. ¡Pues eso!.
Si dicen, que digan, pero
yo afirmo, que seríamos unos seiscientos y de fijo que me quedo
corto.
Pero vamos al grano, que
aquí la peña solo se sube al tren si hay dibujos y las letras ni
las miran.
¿Que podemos decir de la
carrera que no se haya dicho ya?. Magnífico?.. Extraordinario?..
Fuera de lo común?.. Sobresaliente?; poco importa; el día que Santi
Nistál sea nombrado doctor “honoris causa” por alguna
importante universidad española o extranjera, seguro que saldrán
todos los epítetos a relucir. Santi es un tipo humilde, pero hasta
al más pintao le gusta que le soben un poco el lomo, que le den
coba, que le adulen, vamos, que a todos nos halaga que hablen bien de
nosotros.
Pero estábamos aquí
para comentar la carrera y a ello vamos...
El conjunto de
participantes, parece que cada año se supera, como por arte de
“birlibirloque”, supongo que alguien tendrá la culpa, pero, como
no soy acusica, no pienso decir ni pío. Lo que si diré, es que
entre todos sumaban un montón de títulos, campeonatos, y
participaciones en pruebas nacionales e internacionales de primer
orden.
A estas alturas ya todos
saben que este año el tren se desdobló, de modo que hubo dos viajes
a cual más interesante. Al parecer, todo el mundo finalizó
satisfecho, tanto con el recorrido, como con la organización; muchos
pudieron disfrutar al menos por unos minutos de estar al lado de los
“grandes” en esto de la montaña. Los que quisieron se hicieron
alguna foto que siempre mola, otros se contentaron con mirar de reojo
y alguno ya les habrá puesto en su punto de mira para la próxima.
Como siempre (y esto
lo podréis ver en las fotos), a mí lo que más me llama la
atención, no es la carrera, que aquí todos corren, sino lo bien que
se lo pasa la gente. Ya pueden llevar encima una paliza de muerte, o
músculos de gelatina; que en vez de poner cara de sufrimiento,
sonríen y sonríen felices de ser protagonistas voluntarios de una
gesta que a buen seguro, no olvidarán. Ya me gustaría a mí poder
escuchar una selección de recuerdos de algunos de los participantes,
ya me gustaría.
A veces sin saber lo que
dicen, se les ve por la expresión de sus rostros, que se relamen de
gusto por la experiencia vivida durante el viaje en este tren que ya
llegó a su destino. Pero seguro que habrá más trenes y sin duda,
también muchos viajeros esperando atrapar billete.