RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

2 jul 2014

GTP 2ª PARTE. EL AMANECER.

EL AMANECER

Cuando aparecen los primeros atisbos de luz sobre la montaña, suceden cosas extrañas y cada corredor las vive de un modo diferente, por lo general todos agradecen poder prescindir de los frontales, pero al mismo tiempo notan en sus piernas los efectos de los muchos kilómetros recorridos durante toda la noche.

Al despuntar la mañana, se comienzan a ver a la perfección las huellas, y a veces los estragos causados por el sueño o las caídas, y al mismo tiempo, la emoción se dispara un tanto, porque aunque para la mayoría tan solo se ha recorrido la mitad como mucho, eso visto desde el lado positivo, quiere decir que solo nos queda otro tanto.

Si el día amanece agradable, con los primeros rayos de sol, los cuerpos van calentando y despabilando el frío de la noche, que incluso en verano penetra implacable a veces hasta los mismos huesos cuando transitan por los picos más altos.

También los que se han despistado agradecen la luz, porque ahora lo tienen un poco más fácil, y en los avituallamientos, se comentan los avatares de la noche, el frío, los despistes, los calambres, los golpes y los bajones de moral que siempre parecen estar ahí, listos para el ataque.

Algunos aprovechan estas primeras claridades para apretar un poco el paso, porque no son amigos del calor, otros sin embargo se demoran buscando lo contrario.

El cansancio se palpa, se nota, se percibe, se ve con claridad en los rostros de los participantes, pero aún les chispean los ojos de alegría por lo que ya está hecho, y porque saben que el resto, si todo va bien, es cuestión de paciencia, en ocasiones, mucha paciencia.

A estas alturas ya se conocen los nombres de algunos de los retirados, una torcedura, un fuerte golpe en la rodilla, el puñetero estómago o la falta creciente de ilusión llevan a los más desfavorecidos al abandono obligado. Alguno de ellos debería de haber realizado ese trámite kilómetros atrás, pero son resistentes, tozudos y no dan ese paso tan fácilmente.

El resto continuará contando pasos, balizas, picos, subidas o bajadas y quien sabe que sucederá de aquí a unas cuantas horas.


Suceda lo que suceda, todos tendrán mucho que contar; los que nos quedamos en casa mientras tanto, intentamos lo imposible,  imaginarlo.