PUTO GUIQUEN
No han dado las seis de
la mañana de un sábado que promete y ya está el despertador dando
la matraca, a veces me sorprendo a mí mismo pensando que estos
aparatos tienen vida propia, pero enseguida una voz en mi interior me
contesta “pero gilipollas ¿no recuerdas que lo has puesto tú?.
Desayuno, me echo el
petate a la espalda y ¡ala! Camino de Salentinos... la mañana
promete, el año pasado me gustó la experiencia y este quiero volver
a hacer otro vertical.
De camino en no se qué
pueblo a eso de las seis y pico de la mañana dice que -7º, pero
dentro del coche, la verdad es que no se nota, incluso no solo no se
nota, sino que marca -3º. Deduzco que esto es como la política que
todos mienten.
Ya en Páramo de Sil
antes de girar a la izquierda para Salentinos, veo que varios coches
encabezados por una furgoneta se pasan el cruce de largo; les hago
señales, pero no me hacen ni puto caso, así que como soy masoca,
les sigo porque se que van a tener que volver hacia atrás;
(sorpresas te da la vida), resulta que el lider de la manada
es un tal G.M. (no Carlos, no eres tú), se trata ni
más ni menos que del gran Gobitu Bode (perdón por el
desliz Carlos, tampoco hay tanta diferencia entre una M y una B),
un asturianu “onde les aiga” que me sigue sin rechistar;
ahora sí, todos directos a Salentinos menos Manuel Merillas
que está allá a tomar por el culo ganando no se qué carrera.
Tras los besos, abrazos y
saludos de rigor, me dispongo a emprender mi reto del día, en el
local de los dorsales, una tal Lis Sedano, pasa de mí, pero
ya estoy acostumbrado, de modo que yo a lo mío.
Comienza la trepa, hay
mucha menos nieve que el año pasado, y también hay menos zonas
resbaladizas, pero hay que tener cuidado, así que como vengo sin
bastones, me apropio de un palo abandonado que me viene de perillas,
y paso a paso voy empapando todo lo que llevo puesto, incluso el
repuesto, de modo que llego arriba, donde me encuentro al
“monaguillo”, a Pedro y Rocío, consigo llegar a duras penas el
penúltimo sudando como un pollo.
La bajada si que está
más resbaladiza y veo como más de uno pone culo a tierra, charlo
con uno de no se donde y le pongo como puedo al corriente de ciertas
normas en bajadas como esta, pero hago hincapié en que el peor
enemigo bajando es el miedo que inyecta tanta rigidez en los músculos
que estos pierden las sensaciones y el control, le digo que no se
eche demasiado hacia atrás, porque al retrasar el centro de
gravedad, los pies vuelan por delante, parece que la charla surte
efecto, pues salvo una pequeña culada todo va viento en popa.
Una vez abajo, veo que ya
están entregando los trofeos, yo particularmente, no es porque
siempre llegue el último (o el penúltimo como hoy), pero paso de
abalorios, así que voy directo al coche a cambiarme de ropa y vuelvo
con la manada.
Pego al hebra con unos y
con otras, y me meto un potaje de esos que no se salta ni un gitano,
y un par de empanadas que gentilmente han preparado unas chicas muy
agradables y simpáticas.
Como mañana la fiesta
continúa, me voy a un hostal de Páramo del Sil en busca de
habitación (estoy buscando ahora el nombre en internet y na de
na), me dicen que con esto de las carreras, que hace meses que no
tienen habitaciones, pero que han habilitado una casa donde puedo
dormir compartiendo baño, como no me atrae mucho la idea, les
pregunto por otros lugares, entonces salen a relucir pueblos como
Villablino o Vega de Espinareda, que a mí me suena al lugar donde
cristo dio tantos gritos que perdió la voz sin que nadie apareciera
por allí, el caso es que alguien dice “quita como le vas a mandar
allí”, total que al final
me recomiendan un hostal en Toreno que no queda lejos y para allá me
dirijo.
Llego a Toreno, entro por
la puerta y todo desierto, ni siquiera tienen esos timbres de mesa
que parecen pequeñas campanas que tanto se ven en las pelis. Abro
una puerta que parece que lleva a las bodegas, de modo que renuncio,
abro otra y veo que hay gente comiendo, hago una seña a una camarera
y me hace señas de que es para hoy.
Al rato aparece una
señora muy agradable que me pregunta lo que quiero, a lo que
respondo que si tendrán una habitación para mí, “chaval entorna
la puerta que no oigo al señor” (se dirige a un chico que
estaba de miranda), una vez cerrada le vuelvo a decir lo que
quiero, y me contesta que solo tiene una, pero sin baño, que tengo
que salir fuera, que lo siente mucho, pero con esto del “Alto
Sil” es lo que hay, que hace meses que está todo ocupado. Yo
me digo que a estas alturas de mi vida, una habitación sin baño es
como un coche sin gasolina, de modo que declino la oferta.
Me decido por volver a
León, porque al final voy a tener que madrugar igual y por lo menos
en casa se lo que tengo.
En un momento del
recorrido, veo León cincuenta y tantos kilómetros; me extraña
porque se ve Astorga a un paso, pero me relajo y sigo camino, cuando
me doy cuenta veo que me he pasado la salida para León y que voy
camino de Madrid.
Agarro un rebote que no
veas y pongo la música a tope y comienzo a bailar en el asiento como
un poseso, parece que poco a poco se me va pasando la mala leche,
hasta que me encuentro con un túnel tras el que veo en un cartel que
pone: “Túnel de Guadarrama”, y me digo, ahora si que la has
liado. Miro para cuantos kilómetros estima el ordenador de a bordo
que tengo,leo 425 y me quedo un poco más tranquilo pero mucho más
cabreado.
Después de múltiples
peripecias como parar en Benavente a pedir a las puertas de un
supermercado hasta conseguir los 15 euros que creo necesitar para
llegar a León, al fin entro en la cochera, pero ya sin ningún
control y abollando de paso tres coches aunque sinceramente me la suda.
Llamo al timbre y no me
abre nadie, al final tras mucho darle al botón sale la mujer
cabreada y me espeta “¿pero tu no te ibas a quedar donde la
carrera?, yo un poco cabizbajo le contesto que no había donde dormir
y no se le ocurre otra cosa que decirme que bueno, que ya que estoy
aquí que ponga un par de lavadoras y haga la comida para mañana.
Mañana, otro madrugón para volver
a Santa Cruz del Sil, si supieran todo lo que he pasado hoy, seguro
que me disculparían.