Si a los de arriba, no
les tiembla el pulso a la hora de dictar sententencias de muerte
contra los ciudadanos de la unión europea, utilizando la escusa de
que todo lo hacen por nuestro bien, ¿quién en su sano juicio, puede
llegar a pensar que les preocupen miles de cadáveres flotando en el
mediterráneo?.
Hay que ser muy iluso o
tonto a discreción para creerse tal cantidad de patrañas como las
que se gastan nuestros amigos de la troika, son tantas y tan grandes
las mentiras que utilizan, que cada poco se pillan en alguna
contradicción del tipo hay que hacer esto para luego pedir que se
haga lo contrario.
De economía, si saben
algo, se lo guardan, pero también es casualidad que entre los cargos
más altos encontremos personajes que trabajaron anteriormente en
empresas corruptas y de gran calado que provocaron en su día una gran caída y
el inicio de la crisis actual.
En Africa y en otros muchos lugares en el mundo, se cuentan por
millones los muertos que en gran parte se deben a las políticas de
las transnacionales sobre el territorio (más bien sobre los
recursos que poseen esos territorios), políticas que comienzan
haciéndose con el poder en el mismo gobierno en el que mantienen,
quitan o ponen hombres de paja, líderes de gatillo fácil a los que
dejan enriquecerse sin control, siempre que miren para otro lado
mientras se esquilman las riquezas del país.
En Europa, estamos viendo
el trato que reciben los representantes griegos, y como presionan
para dar la vuelta a unas decisiones que no gustan a la troika, pero
que los griegos tomaron de forma democrática y a través de las
urnas como a la élite europea le gusta tanto cacarear.
Cualquier política que
incida en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, uno
pensaría que sería bien recibida, incluso aplaudida con ayudas de
todo tipo para su puesta en marcha, pero los perros que nos custodian
se deben a sus amos; que no son otros que aquellos que buscan en el aumento de la crisis
un enorme porcentaje de beneficios hasta ahora desconocido, beneficio
que todo hay que decirlo, consentimos los que bien podríamos evitarlo.