A estas horas ya tendría
que haber “colgado” las fotos del CUETO DEL OSO en el blog (para
esos de Zamora y Burgos que aún me preguntan donde: http://marchaleonesa.blogspot.com.es/); tengo que reconocer que la
mayoría no valen la pena, que hay comentarios del tipo: “casi no
se me reconoce, pero ese de verde soy yo”; y se que se lo debo a mi
amigo Ángel, pero algunos imponderables me lo impiden.
La cosa comenzó hace
unos días cuando decidí pasarme a dar un garbeo por Cantabria; de
modo que lo primero que se me ocurrió fue “anda si tengo una amiga
que tiene una agencia de viajes por allí”, de modo que fue cosa de
encender el ordenador y en un “plis-plas” apareció: VIAJES
ÁNDARA, tras un par de llamadas infructuosas se pone al aparato Eva
Caso, que me da varias opciones de entre las cuales elijo “TORRES
DE SOMO”; no mienten cuando dicen que es un hotel con mucho
encanto, trato familiar y todo lo que se suele pedir para pasar unos
días relajado y pensando en NADA.
La sorpresa nos la hemos
llevado hoy cuando nos hemos puesto “À TABLE”, y de las varias
opciones, hemos elegido tres diferentes, siendo la mía el menú
vegetariano. Los que me conocen, saben que me deshago en halagos
hacia Jesús, Montse y EL REMOÑA, pero hoy he descubierto que hay algún genio más, escondido en los fogones de este hotel.
Esto son experiencias y
no las chorradas que canta el Enrique; el encargado de servirnos los
platos, que más que camarero parecía el anfitrión por el excelente
trato que nos dispensó en todo momento, no es de Espinama, sino de
Camaleño y doy fe de que el amigo Revilla podría aprender algunas
cosillas de este chico que no le vendrían mal para este trago
político que se trae entre manos.
Las croquetas con un
toque muy bien ajustado al queso, pasaban del crujiente exterior a
una suave explosión de sabor que te invitaba a comer muy despacio; el
relleno con un toque de hierbas y especias tres cuartas de lo mismo,
la crêpe una vez bien enrollada, la mejor ensalada que he comido en
mucho tiempo, y la otra ensalada con un toque de sabor excelente,
cuyo origen desconozco.
Le he preguntado al de
Camaleño que a quién había que felicitar, y me ha dicho, que a la
casa; he insistido que algo tendrá que ver el cocinero y me ha dicho
que efectivamente, a continuación le he dicho que algo tendrá que
ver él en todo esto y me ha dicho que no, que el cocinero “materia
gris y materia prima” y el hotel por el espacio tan agradable y el
trato.
Pues aunque él no lo
diga, lo digo yo, de no haber tenido tanto éxito la comida,
hubiéramos estado igualmente encantados con su trato, y para colmo
no nos ha ofrecido anchoas, pero si que nos ha hablado de no
perdernos una visita a su tierra que seguro que realizaremos más
pronto que tarde.
En fin Jesús, no te
tomes a mal que les eche a estos chicos unas flores que se merecen,
pero si he de ser sincero este plato con cualquiera de los postres
del Remoña hubiera sido apoteósico; mañana les digo que se den una
vuelta por allí y cualquier día vuelvo y me acompañas a ver que te
parece