RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

10 ago 2015

VILLALFEILDE 2015 (Crónica y fotos)



LA FELICIDAD DEL NAUFRAGO

A veces ocurre que van tan a gusto en la barca que no caen en la cuenta de que la barca hace aguas, que los remos están ya tan gastados que piden otros nuevos, o que el barquero lleva toda la noche remando y ya no puede más; es así como toda esperanza desaparece y los cuerpos se van con exasperante lentitud al fondo incluso en las aguas más mansas.

Otras veces por el contrario, encontramos lugares remotos donde incluso los que naufragan lo hacen disfrutando, donde todo transcurre por la vereda de la alegría, del placer, de la diversión, del compartir y regalarse una hermosa mañana de domingo.

El día 9 de agosto, ocurrió en Villalfeide, un pueblin camino del norte de León; ocurrió que el tiempo transcurría ajeno al devenir diario, por un lado lento, pausado y vertiginoso al mismo tiempo por el otro.

En el mar hay muertes, aquí en la montaña, gente que resucita. En el mar todo el mundo evita irse a las profundidades, pero en la montaña ocurre justo lo contrario, en ella lo abismal se busca con ahínco.

Trepar por los riscos cuesta, pero al mismo tiempo da placer y la meta final es alcanzar ese fondo que aquí suele ser azul, y que todos llaman la cumbre, o cima, en definitiva; la parte más alta de la montaña.

Algunos probaron hace años y han sido sometidos por el aire, la tierra el propio esfuerzo y las gentes que habitan estos lugares que estos días se vuelcan para que todo les resulte agradable a los corredores; para que no duden en retornar en años venideros y parece que lo están consiguiendo con cada edición de una carrera que ya es referencia fuera de León: “Villalfeide Polvoreda Carrera por montaña- Campeonato de Castilla y León”.

Hay quien le tenía ganas (eso dicen), y ahora que lo han catado quieren volver a probar el año que viene, el implacable crono dejó gente fuera, pero mientras duró disfrutaron tanto o más, como el que llegó primero, de modo que incluso los que no tuvieron la fortuna de su lado se sienten realmente afortunados.

Ahora sería el momento de la crítica veraz y constructiva, (no de esa barrio bajera y envidiosa que algunos utilizan para elevar su pobre autoestima) pero parece que las quejas brillan por su ausencia.


¡Mejor que mejor!.













































































































  




























 







































































































































































































































































































































































Fin.