Asisto obnubilado al
circo mediático que se nos avecina y salvo alguna excepción, veo
cada vez más complicado poder definir izquierdas y derechas.
Yo había oído por ahí,
que la derecha básicamente estaba formada en gran parte por los
adictos al régimen del pequeño general y aquí incluyo como no
podía ser menos, a los pelotas y arrastrados que en esto de la
política son condición sine qua non de cualquier partido que se
precie.
En cuanto a la izquierda
al parecer estaba conformada por la clase obrera trabajadora y dentro
de esta por la clase obrera luchadora, es decir la que no se
conformaba con lo que tenía y peleaba por una vida más digna para
sí, los suyos y el resto de trabajadores.
Ahora que estamos al
borde del precipicio electoral, sobre el papel no existen los
extremos, ya que todos se dan codazos para ocupar el espacio central,
espacio que en mi opinión no ha existido nunca; sin embargo cuando
dejamos la retórica para adentrarnos en los hechos, vemos que esa
superficie se expande, y comprobamos que no se equivocaban los
abuelos, cuando afirmaban aquello de: “del dicho al hecho hay un
trecho”.
Vemos admirados a veces,
como esos políticos que quieren ocupar el centro, y que hasta llegan
en ocasiones a definirse como de izquierdas, son contrarios al
aborto, amigos de mantener los privilegios de los más ricos, gustan
de la propiedad privada por encima del derecho público, incluso en
ocasiones no distinguen bien entre una mujer y un florero.
De los que quieren ocupar
espacio en la derecha no hablo, porque sobre el papel no está el
horno para bollos y prefieren dejarlo correr (de momento).
La economía salvaje con
la que nos castigan, esa que llaman liberal, observa atentamente la
actuación de algunos políticos que en contra de lo establecido,
donde otros se subían el sueldo cada legislatura, estos, se rascan
el bolsillo, y donan un tanto por ciento de su dinero para mejorar la
situación de otros menos afortunados, e incluso en los pocos días
de gobierno que llevan, parecen decantarse más por los necesitados,
que por los que todo lo tienen.
Mientras unos viven para
el beneficio propio y exclusivo, ignorando al resto, unos pocos
tratan de evitar que muchas familias se vean obligadas a dormir al
raso, tratan de evitar el hambre utilizando sus cargos para minimizar
la desesperación que millones de españoles están sufriendo en la
actualidad.
Dicen que cada vez hay
más distancia entre ricos y pobres, es cierto por la parte
exagerada, es decir, un solo gallo posee más pienso que el resto del
corral; pero en lo cotidiano, estamos viendo como cada vez más
familias de clase media e incluso de clase media alta, se han tenido
que adaptar a un modo de vida que antes calificaban de pobreza, de
modo que tampoco aquí nos queda muy claro ahora quienes son de
derechas y quienes de izquierdas.