Buscas la mejor opción
para viajar por internet a la máxima velocidad desde tu sillón
favorito y con el menor número dificultades, al final
parece que has encontrado lo que buscabas, pero sea cual sea la
opción, si te surge un problema, reza para ser una persona con
suerte, porque los engorros vienen uno tras otro. Las compañías han
descubierto el maná económico; tal vez te pongan en contacto con
alguien a miles de kilómetros, o mucho más cerca, sea como sea,
todos tienen unas pautas que seguir, y que te den largas sin
solucionar tu problema será lo más probable.
Llevas años preparando
la maldita oposición y de nuevo sacas un sobresaliente, pero una vez
más no tienes plaza porque alguien que jamás ha alcanzado tu nota
está delante de ti.
Vas al taller, te dicen
que son 1200 del ala, y te quedas con cara de bobo porque la avería
parece la misma de la última vez, de modo que si quieres ir el lunes
al trabajo no queda más que el arreglo o espabilarse de una vez,
cosa que siempre se deja para la próxima.
Te enteras de que una
multinacional del tabaco, demanda a un país que para preservar la
salud de sus ciudadanos ha obligado a incluir en las cajetillas
serias advertencias sobre los efectos adversos de fumar; te lo tomas
a risa hasta que te cuentan que sí, que la multinacional se ha
salido con la suya y entre todos tenemos que pagar miles de millones
porque a causa del anuncio, ahora hay menos gente que fuma y la
empresa ya no gana lo que tenía previsto.
Eres un maestro con
treinta años de antigüedad y ves como de pronto aparecen
mercenarios cuyo único mérito es llamarse cristianos, y no solo te
cabrea que den clases de religión en espacios públicos, sino que
tengan más derechos que tú que has aprobado una oposición.
La lógica te dice que en
cualquier guerra, los que van al frente, sean del bando que sean,
jamás ganan, y sin embargo, la lógica del absurdo sigue generando
nuevos y nuevos frentes para que algunas empresas puedan seguir
haciendo negocio, y algunos responsables políticos sigan poniendo el
cazo.
De vez en cuando, surgen
nuevas o viejas enfermedades, al tiempo que se generan nuevos
fármacos, con cargo en casi un 90% a los ciudadanos de tal o cual
país; y de nuevo la lógica de lo absurdo aparece cuando otra vez la
multinacional de turno, hace el agosto, el setiembre y el resto de
meses del año, patentando el producto y elevando los precios hasta
límites de exageración sin importarle que mueran millones de
personas en el mundo que no van a acceder a esos medicamentos por
falta de recursos y lo peor de todo, sin que ningún gobierno haga
nada por evitarlo.
Has obtenido las mejores
notas en tu universidad, tus padres han invertido su dinero en tu
futuro y ahora te ves en la necesidad de marcharte de tu país porque
aquí no hay nada que hacer.
Parece que en el mundo
consumen más medicamentos entre todos los animales sanos que entre
todas las personas enfermas y no pasa nada aunque eso origine nuevos
enfermos.
Ya han pasado cuatro
años, llegan las elecciones del olvido, del borrón y cuenta nueva,
y de nuevo, los políticos se disfrazarán de seres humanos con un
desparpajo más propio de actores veteranos o caraduras, que de
alguien que se supone que está ahí para defendernos, y en vez de
producirnos rechazo, nos ponemos ante la caja tonta como si ese fuera
el único modo de solucionar nuestros problemas.