Ni media hora hace que
he recibido la noticia.
PainMckingl Verstengholz
Ghuztelston, ha fallecido a esa edad temprana en la que aún no se
vislumbra el futuro, cuando ascendía junto a un par de amigos un
conocido pico de las montañas leonesas.
Era Pain un hombre hecho
a sí mismo. Tras una juventud no exenta de altas cuotas de
felicidad, y cuando todo parecía indicar una vida sencilla en pareja
como la de cualquiera de sus múltiples amigos, las circunstancias
menos afortunadas se turnaron una tras otra para hacerle sufrir.
A veces tenía sueños
“normales”, pero siempre salpicados de otros sueños que para él
suponían una tortura y eran la viva imagen de todas las barreras a
las que nunca quiso verse enfrentado. Incluso durante el día a
menudo decaía y se convertía en la persona que nunca quiso ser.
Y sufrió, como sufren
tantos millones de habitantes en este planeta tierra; entonces fue
cuando redescubrió la montaña, la cual resultó ser su mejor
amante, su mejor compañera y al mismo tiempo su más fiel y severa
enemiga.
Pain se hizo entonces una
promesa, que juró cumplir aunque le fuera en ello la vida. Dijo que
más pronto que tarde, saldría del atolladero sentimental en que se
encontraba inmerso. No pasaba una noche en que su mente no le
trasladase al origen de sus problemas, sin embargo gracias a una
serie de cambios radicales en su vida, como una nueva pareja, una
nueva ciudad, un nuevo trabajo y sobre todo nuevas amistades, pudo
percibir que hasta los peores momentos eran más y más llevaderos
cada día.
Tuvieron que pasar unos
años para que su coraza perdiera algo de aquella antigua rigidez que
le impidiera alcanzar tantos objetivos. Cada vez, aunque de cuando en
cuando le siguieran asaltando algunas dudas, se veía más capaz de
controlarse y superar aquellos viejos muros que antaño frenaban su
vida.
Hace tan solo unas horas
de esa tragedia que tanto deseó. Dicen sus camaradas que en el
momento de su muerte, no hubo sufrimiento alguno y que por increible
que pueda parecer, una gran sonrisa de satisfacción y felicidad
adornaban su cara de guerrero.
Me llamarán loco, pero
yo creo que PainMckingl Verstengholz Ghuztelston, no ha muerto, sino
que acaba de nacer.
¡Bienvenido a la vida
Pain!