RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

18 nov 2017

ELLAS


Escucho, veo, leo sobre los desgraciados acontecimientos sucedidos hace unos días, cuyas consecuencias están por descubrir; me pongo en su lugar, debería decir intento ponerme en su lugar y no puedo; nunca me han gustado los grupos donde los débiles intentan parecer valientes, donde los cobardes intentan pasar por valerosos, tampoco aquellos que presumen de lo que no tienen, y menos aún aquellos que airean a los cuatro vientos sus desmanes (desmán: del latín, manus, manada.).

Me vuelvo a poner en su lugar (el de ella ahora), también ahora debería decir que lo intento, porque por mucho que me repelan, ciertos actos, siempre serán poca cosa en relación a lo que aquella chica sufrió aquél día, los siguientes y los que vendrán.

Me pongo en el lugar de cualquiera de esas mujeres que salen a combatir cada mañana (sigue siendo una mera intención), recuerdo tantas vidas robadas, y comprendo su rabia, su desesperación , incluso su ausencia de esperanza.

Intento pensar como lo harían sus abogados y puedo comprender hasta cierto punto que se utilicen todas las artimañas posibles por ambas partes, pues entiendo que así es nuestra injusta justicia.

Intento empatizar con quienes juzgan el caso, y tampoco lo consigo, porque me da la impresión de que a quien se juzga es a la víctima en vez de a los “presuntos” torturadores, y no puedo menos que recordar a aquellos negros extraídos junto a sus raíces a viva fuerza de sus territorios; esclavizados ellos esclavizadas y violadas ellas, ahorcados, tiroteados, acuchillados, o muertos a golpes o de cualquiera de las múltiples formas que se puede terminar con una vida, y solo porque alguien determinó en su propio interés, que no eran como el resto de seres humanos.

Y esa es entiendo yo la cuestión, al parecer, sigue habiendo interés en que la mujer no esté al mismo nivel que el hombre, que sea solo, un “ser”, que aunque tenga múltiples acepciones, nuestro viejo latín nos dice que viene de “sedere”, y significa estar sentado. Podríamos añadir “estarse quieto” en este caso “ESTATE QUIETA”, inmóvil ante los acontecimientos, tal vez muerta para no molestar.

Es muy grave que la violación sistemática siga vigente en muchos países del mundo; grave que las mafias campen a sus anchas y que aquellos negros, sean hoy mujeres y niños de cualquier raza o color; pero que sobrepasado el año 2000, integrados como estamos en aquella reina mitológica llamada Europa y apodada de la razón, de la cultura, y del progreso, sigan sucediendo actos criminales como abusar de una joven en un día de fiesta, puede ser cualquier cosa menos tolerable.

Por desgracia seguirá sucediendo y la mayoría lo seguiremos leyendo, lo escucharemos en los telediarios o en los programas de radio, lo seguiremos por medios informáticos como hacemos con el resto de miserias humanas; pero si no nos rebelamos, si no somos capaces de defender a quienes sufren injusticias, algún día esos actos, caerán como una losa sobre todos, y como tantas veces se ha repetido, para entonces ya será tarde para ellas, pero también para nosotros.