Como no he entendido muy
bien esto del “casoplón”, voy a ver si me entero de qué va la
cosa.
Resulta que un político
(dos), se compran un chalé en las afueras de Madrid, por lo
que una gran mayoría considera un “pastón” (y con razón
claro); hasta aquí todo normal, pues son multitud los políticos
que viven en zonas similares, incluso en otras que cuestan cuatro o
cinco veces más.
Pero este no es un
ciudadano cualquiera, este tío ya se ganaba bien la vida antes de
meterse en política y aunque intente ser transparente con hipotecas,
cantidades y otras gestiones, no deja de ser un “político de
izquierdas”, (mira que no sabrá de estas cosas el “guayomin”
ese).
Con estos mimbres se
suscita el debate; en primer lugar por unas declaraciones suyas que
en el mejor de los casos dejan ciertas dudas en el aire, (supongo
que la cosa sería más o menos así: si lo que quieres es trabajar
por el pueblo, debes estar lo más cerca posible, ya que lejos del
fragor de la batalla no se escucha el ruido de los cañones). Por
aquello de que hay que ser consecuente con las ideas propias el del
“casoplón” toma la iniciativa, que ya sabemos lo que ocurre con
las hemerotecas gracias a los desaguisados de ministros, gentes y
gerentes del pp y “algún otro”.
Hasta ahí supongo que
todo normal; sin embargo los que más critican ahora, (sin contar
evidentemente a algunos de sus propios compañeros), son los que
viven precisamente en alguno de esos famosos “casoplones”, y
entre ellos por lo que estamos viendo a tenor de diversas actuaciones
de la UCO, alguno adquirido mediante posibles gestiones fraudulentas.
No satisfechos, grupos
afines a los de los “casoplones”, se manifiestan delante de la
casa del “susodicho” para protestar (¿por la compra?). En
realidad no se sabe si por miedo a contagios o porque consideran que
la obligación de la gente de izquierdas es ser pobres y resignados
durante toda la vida; que ya lo decía el presi en aquellos famosos
artículos escritos en el año 1983, en el Faro de Vigo, donde
trataba de demostrar con una prosa exquisita, que los hijos de buena
estirpe eran superiores al resto (no recuerdo si lo de la raza
aria fué antes o después).
Visto el cariz que toman
los acontecimientos y tal vez reconociendo a pesar de las diferencias
que lo dicho y lo hecho pudieran generar ciertas dudas no exentas de
responsabilidad, el político en cuestión, decide a sabiendas de que
dentro del partido hay gente que con toda seguridad va a votar en
contra, que sean los adscritos quienes resuelvan si deben premiar su
gestión o castigarla lo que implicaría dejar sus cargos, Para ello
el antedicho, primero elabora (o elaboran que esto lo desconozco)
un escrito razonando motivos para la compra y se lo hace (o hacen)
llegar al partido y por ende a todos los ciudadanos, que ya sabemos
lo que es eso de una “vida pública”.
Esto desmonta ciertas
teorías y claro no a todo el mundo le mola; de modo que ahora que
algunos valoran positivamente tanto sus explicaciones como el gesto
tachándolo hasta de valeroso y honrado, “los otros”, siguen
erre que erre y ahora dicen que es lo peor que ha podido hacer y que
esta postura va a hacer un gran daño al partido; en resumen que o
bien este hombre todo lo hace mal, o no les gusta eso de que la peña
tome decisiones que habitualmente corresponden a los mandos.
Las votaciones ya se han
iniciado; esperemos; pero no los resultados que eso carece de
importancia, sino por los comentarios posteriores, que esto es un sin
vivir.