Qué haríamos sin
ellas...
Son las estrellas
fugaces, la ilusión efímera que te ata con correas de plastilina a
la brevedad de una vida con la que siempre soñaste.
No son más que pequeñas
partículas, que a causa de la fricción, arden, se consumen,
desaparecen y sin embargo su brillo permanecerá imborrable en
nuestro recuerdo.
Qué haríamos sin
ellas...
Soplos de aire fresco en
la canícula y sin embargo también el abrigo que te defiende contra
las tempestades y las inclemencias diarias.
A veces, solo a veces su
resplandor es permanente, y dejas de pedirle cosas a la vida, porque
ya estás colmado de satisfacción.
Qué haríamos sin
ellas...
Las flores caducas del
sauzal, nos dan la pauta de que todo tiene un tiempo, un momento, un
instante y esa pequeñísima porción de tiempo nos da la clave.
La vida al fin y al cabo
está repleta de instantes, de tiempos a la fuga y sobre todo de
estrellas fugaces. Cuando hayas encontrado la tuya, comprenderás por
fin que sin esos astros dotados de luz propia, pocas cosas en la vida
tienen sentido.