Estaba
haciendo un breve repaso a mis "mejor imposible"; y veo que estamos
descubriendo un mundo nuevo en el que el dolor, la tristeza y hasta el
sufrimiento severo son asumidos como amigos en vez de como enemigos.
No
estamos tratando de encontrar la felicidad, (ese ente tan abstracto
como resbaladizo), ya que en realidad cada vez somos más conscientes de
que formamos parte de un TODO que no sería NADA sin nosotros.
Damos
por supuesto que cada experiencia nos hace ricos y nos acerca a ese YO
que no es un ente individual, sino la suma de los diminutos yos del
universo, y de ello aprendemos una gran lección, que no es sino el
conocimiento de que nadie es más que nadie y que cada individuo y cada
piedra tiene la misma importancia, el mismo valor y la misma
responsabilidad frente al resto de elementos planetarios conocidos y
desconocidos.
Hemos
aprendido que somos más ignorantes que sabios, que la belleza no se
mide con los ojos, sino con los sentimientos, que las batallas no
siempre las ganan los supervivientes, pero sobre todo hemos llegado al
conocimiento profundo de que a pesar de todos nuestros defectos, somos
piezas imprescindibles en el engranaje que mueve la vida.
Con
el tiempo, paciencia y gran dosis de pereverancia, llegamos a
convertirnos en nano-indivíduos y es aquí, cuando estamos a punto de
volatilizarnos, cuando alcanzamos el máximo explendor y la mayor de las
sabidurías.
Yo mismo me hago la gran pregunta: ¿Cómo estás amigo? y no puedo menos que responderme humildemente: ¡MEJOR IMPOSIBLE!