Pastillas para la
tensión
Mucho
se ha oído hablar de la importancia de la mente en todo tipo de
esfuerzos, tanto de carácter deportivo, como extra-deportivo.
A
todos nos ha ocurrido alguna vez, que la cabeza va por libre, y nos
cuesta un mundo adoctrinarla por muchas llamadas al orden que
lancemos al cerebro.
En
ocasiones, el desconocimiento, genera tensión y cuando esta
sobrepasa los límites razonables, estalla la crisis y con ella el
miedo.
¡Vamos!
¡Sigue!, nos animan cuando cuerpo o mente nos dicen no puedo más.
Respira
hondo, nos dicen cuando alguien percibe que caminamos hacia el
descontrol; es fácil decirlo; pero no es tan sencillo conseguir
controlar el caudal de aire; que a menudo se nos antoja reducido,
pequeño, corto, incompleto y totalmente insuficiente.
El
cuerpo humano, no deja de sorprendernos cada día; es posible que sea
la máquina más perfecta que existe, aunque algo debe fallar cuando
en ocasiones parecemos empeñarnos en desgastar o estropear alguna de
sus piezas estúpidamente.
La
tensión, provoca averías en nuestro organismo, de modo que se
impone tomar medidas antes de que aparezca.
Efectivamente
una respiración profunda ayuda; pero menos, cuando ya hemos generado
presión; lo más adecuado sería, anticiparse, pero en el sentido
correcto.
El
deportista, suelen dejarse ir, se calza las zapatillas, elige una
ruta y ¡hala!, a correr.
Pero
no ocurre lo mismo cuando se enfrenan a una competición, aunque
debería ser lo mismo; pues sigue tratándose de correr; ahora, en
muchos estómagos aparecen las nauseas, los apretones, el cosquilleo
que a veces asciende hasta el pecho, la entrada de aire se reduce,
los músculos se tensan, a algunos se les nubla la vista y el proceso
de los pensamientos altera su orden escapando al control natural.
La
cultura siempre ayuda; todos conocemos el dicho: “el saber no
ocupa lugar”. Pues bien; Émile Coué fue un sicólogo francés
nacido en 1875, que afirmaba que la autosugestión condicionada, era
muy beneficiosa, para sus enfermos. Yo lo creo, y por lo tanto,
propongo aplicar sus enseñanzas en el ámbito deportivo.
Este
hombre extraordinario, no curaba a sus enfermos, sino que les
invitaba a que se curasen ellos mismos mediante la autosugestión,
(una especie de auto hipnosis).
Este,
es uno de los mayores déficit en los esforzados deportistas del día
a día. Si fueran capaces de generar en sus mentes los propósitos
adecuados, no generarían tensión, sino relajación, no absorberían
lo negativo, sino lo positivo, no tendrían apretones, sino
bienestar, no temerían al fracaso, sino que lo asumirán como un
elemento positivo más en el aprendizaje; pero sobre todo; serían
capaces de erradicar todo tipo de desorden mental, puesto que
tendrían dominada la situación y dirigirían sus pensamientos y su
convencimiento hacia el camino que indudablemente, suceda lo que
suceda les llevaría a disfrutar durante todo el viaje; como niños,
de este enorme parque de atracciones, que puede ser la vida.