RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

25 jul 2023

EL DULCE ABANDONO

 


Hablamos de algo que es negación, abstención, contención, desestimación, e incluso represión; pero sobre todo AUSENCIA y RETIRO.

Nos abstenemos de hablar, desestimamos que es lo mismo que decir “por aquí na de na”; nos denegamos la palabra, pero sobre todo calmamos el ruido interior que tanto nos impide escuchar; ese ruido que nos empuja al puente del olvido en el peor de los casos o a la enfermedad en aquellos más benévolos.

Es y no es un ruido, pero ensordece, mutila, comprime y oprime; y sin embargo a veces ese ruido es la calma, el adormecimiento placentero y el relax cuando el que lo rompe es especial.

No está exento de ruido puesto que es interior, pero existe un silencio cuasi total que sería el más deseado para los puristas que buscan constantemente un modelo ideal, casi imposible de encontrar salvo en lapsos de tiempo más o menos cortos y dependiendo del entorno, ya que no podemos evitar que un pájaro píe, o que un trueno descargue a nuestro alrededor.

Es el silencio a veces farsa deliberada buscando la atención de los que ponen ojos y oídos a la charla profesional y no es por otro lado agradable cuando se nos impone a la fuerza; y sin embargo no son más que algunas modalidades de esa ausencia de ruido de la que hablamos.

En la vida solemos necesitar tiempos muertos para recapacitar, pero también para relajar y preparar al modo en que lo hacen los deportistas más experimentados con su cuerpo y su mente, proporcionándose unos descansos necesarios, siempre con la intención de mejorar su estado de forma; asunto este que a algunos parece resultarles ajeno, pues es tal su derroche de “sonidos” que son incapaces de vivir sin escucharse. Por lo general son gentes de poco valor, los podemos ver en las tertulias televisivas cortándose la palabra unos a otros como fieras ante una presa ya rematada.

Pero como ya dijimos al principio, el silencio es sobre todo retiro, unas vacaciones especiales en un lugar privilegiado en el cual la ausencia de palabras nos ordena los instintos, nos llena, nos congratula y consigue en ocasiones encontrar un sentido de la vida que habíamos extraviado de tanto hablar y tan poco escuchar; porque sí, efectivamente el silencio emite sonidos que deben ser escuchados para que podamos extraer su esencia más positiva.

Es el silencio en fin lo contrario de follón, alboroto o griterío; es PAZ; ese estado donde prevalece la calma, la tranquilidad, el sosiego; ese quedar varada la barca para protegerla de las mareas o para su reparación; esa paz tan necesaria que desaparece con las palabras y vuelve cuando la parca se las lleva.


2 jul 2023

T E R R Y

 


Se llamaba Sonia, me encantaba su nombre, su pelo, su rostro, me encantaba ella; pero aún así yo la llamaba Terry, por aquél anuncio que veía de niño en aquellos televisores en blanco y negro donde salía una atrayente mujer a lomos de un caballo, con un pelazo rubio que de aquella por mi barrio no habíamos visto ni uno, salvo para mí el de Sonia que si bien rubio no era, tampoco negro como era habitual incluso entre las señoras entradas en años.

Era en mi opinión la mujer ideal, no tenía las líneas cuasi-perfectas de la del anuncio, pero si he de ser totalmente sincero, nunca la miré de esa forma como sí hacía con otras, y entre su sonrisa, su voz, su carácter y su trato, el que pidiese más en una mujer es que no sabía deambular por este planeta.

Sonia salía con mi amigo Álvaro al tiempo que yo hacía lo hacía con Tere, y aunque años después siguen juntos, no supo apreciar creo la pareja que se llevaba en este lote de la vida que tantos cantos tristes genera a la humanidad.

Hubo una ocasión que recuerdo especialmente en la que Álvaro se fue de vacaciones con su familia y coincidimos Terry y yo en la discoteca; no llevaba yo más intención que hacer de acompañante dado que estaba más sola que la una; y entre frase y frase, me pidió bailar en la parte lenta (agarrao para los de mi barrio); la cosa se fue poniendo tan tierna, que de tan unidos que estábamos alguien habría jurado que allí no había más que una persona; y eso generó casi al instante en mi interior una lucha feroz entre el deseo y la camaradería; venciendo esta última por los pelos, cosa que me dolió y que aún me calienta el corazón a pesar de haber pasado tantos años.

Me he encontrado con Terry en pocas ocasiones a pesar de estar viviendo casi siempre en la misma ciudad, incluso casi en el mismo barrio; y siempre recuerdo esas charlas, sus besos largos en la mejilla y algún café que con sumo agrado repetiría y que juraría siempre fue en todas las ocasiones recíproco y me pregunto que habría sido de nuestras vidas de haberme dejado llevar aquella vez; imaginándome por supuesto un amor inmenso e infinito y esa vida plena que todos buscamos y pocos encuentran.

No hace mucho, volviendo de un viaje, me acerqué hasta su casa de campo y de nuevo me volvieron a asaltar las dudas. El estaba algo deteriorado, no se si por el alcohol o por su modo de vida, pues era de los que practican ese deporte que consiste en buscar inmediatamente no una pelota, sino un sentadero. Lo que ocurrió con ella me dejó perplejo y de nuevo aquellos viejos pensamientos aparecieron; no fue más que un instante, tal vez menos de un minuto, pero en la despedida, volvió a abrazarme con un vigor extraordinario y deslizando su rostro sobre el mío me dio un beso largo que duró sin embargo menos que un instante y que me dejó con los labios pasmados y meditabundos. Entró rápidamente mirando al suelo y sin darse la vuelta y yo permanecí alelado un lapso imposible de medir ni con las tecnologías más punteras.

De cuando en cuando recuerdo a Terry y la imagino a veces sonriendo a veces con ese halo triste y luminoso que siempre fue reclamo para mí.

Y la duda vuelve ¿Hice bien?. ¿Estaré aún a tiempo?...