RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

22 mar 2013

No es momento para olimpiadas ni casinos

Las Olimpiadas del ego

Qué importa, que la miseria, sea el pan de cada día, que a la gente la echen, primero de su trabajo, luego de su casa y luego les tilden de andrajosos y parásitos.

Qué importa, que los niños pasen hambre mientras nuestros políticos muestran a las cámaras su sonrisa más falsa, como si este solo hecho fuera suficiente para calmar los mercados; como si fuera una seña cómplice con los torturadores económicos que dominan los mercados mundiales.

Qué importa, que suban las tasas académicas, restringiendo la posibilidad de ver crecer un país o que se criminalicen las protestas ciudadanas que piden justicia.

Qué importa, la venta de armas a sabiendas de las heridas que van a ocasionar o qué haya niños, de muerte barata disparándolas.

Qué importa, que niños sin infancia trabajen de sol a sol, en las minas o haciendo zapatillas para las más prestigiosas casas comerciales si hay beneficio. 
 
Qué importa, si se erosionan deliberadamente las posibilidades de supervivencia de la población, al tiempo que aumentan los beneficios de personajes sin escrúpulos, que abonados al hurto legal, han llegado al convencimiento de que es inherente a sus cargos hacer grandes fortunas en tiempo récord.

Qué importa, despilfarrar en indemnizaciones, para pagar continuos errores de funcionarios llegados desde la política en vez de hacerlo habiendo aprobado una oposición. 
 
Qué importan, las indemnizaciones millonarias a altos cargos despedidos “discretamente” tras ser “pillados” y trasladados directamente a otro despacho, con similares características.

Qué importa, si los defensores agreden a los ofendidos y los que ofenden tienen el respaldo de las leyes.

Que importa, si se fomenta la obesidad, la ignorancia, el acceso a la enfermedad sin posibilidad de cura y hasta el desprestigio y descrédito nacional cuando conviene.

Qué importa, si potenciamos los nacionalismos, como si cada vecino tuviera que llevar la bandera de su barrio, como si le fuera la vida en ese trozo de tela.

Qué importa si los mercados se estabilizan y desestabilizan a capricho.

Qué importa, que los gobiernos se echan las culpas unos a otros, y se olviden del ciudadano. 
 
Solo un escaso margen de la población saldrá beneficiado con estas medidas dictatoriales que se empeñan en disfrazar de legales y generadoras de grandes beneficios; tal vez no llegue a superar el 7% de la población la parte realmente beneficiada, frente al 93% restante.

Pero qué importa, si formamos parte de ese 7% ¿verdad?.