No voy a descubrir las Américas hablando de bastones; cualquiera que busque encontrará ríos de tinta sobre el tema; no obstante, venía a cuento por diversos motivos, y aquí lo dejo.
BASTONES
DE MONTAÑA
Lejos
les quedan ya a los que corren por las montañas, aquellos palos de
madera que utilizaban entre otros los peregrinos en sus
desplazamientos, de los bastones actuales que se pueden ver en este
tipo de carreras; salvo la definición tradicional de bastón: (“Vara
o palo que sirve de apoyo al caminar”).
Los
bastones, no son apéndices de nuestro cuerpo, no nos proporcionan
cuatro patas, ni tan siquiera son terceras piernas, simplemente son
ayudas.
No
son muletas, ni pértigas, pero facilitan enormemente el tránsito.
Por eso, el contacto con el suelo, debe ser delicado, lo justo para
que nos ayuden a descargar en lo posible el trabajo del tren
inferior, darnos un breve apoyo y caminar o correr más equilibrados.
Tal
vez los bastones les resulten más familiares a aquellos que llevan
años haciendo senderismo; aunque aparte de la tradición, también
es cierto que algunas personas los llevaban más como elemento
disuasorio que como apoyo. Lo que no cabe duda es que ese menor
desgaste del que hablamos, no solo nos sirve para terminar una ultra,
sino para continuar corriendo algunos años más; lo que no deja de
tener su importancia.
La
lógica nos invita a probarlos en los entrenamientos, de ese modo, la
experiencia nos dictará, las zonas adecuadas para usarlos, así como
las alturas adecuadas a cada uno; al final nos encontraremos con que
no a todos les gusta usarlos en el mismo sitio, pero es ley de vida,
y tampoco es tan malo que cada uno tengamos nuestras manías; pues
gracias a eso entre otras cosas nos distinguimos unos de otros.
Su
transporte no requiere de por sí de ningún tipo de estrategia y la
forma más económica aparte de en la mochila; sería sujetarlos un
poco por debajo de la empuñadura como si tuviéramos un cuchillo de
cocina en la mano; el inconveniente, es que en competición sobre
todo; provocaríamos no pocos incidentes con los compañeros.
Se
habla de diferentes pruebas donde se recomienda el uso de bastones:
largas distancias y zonas verticales fundamentalmente; y sin embargo
no hay porqué restringir su uso dentro de esos ámbitos, hay atletas
que les sacan partido cuando caminan por terreno llano, y podemos
suponer fundamentalmente en el plano teórico, que lo mismo podría
ocurrir al trote.
Al
igual que con el sillín de la bicicleta, a veces regulamos mal los
bastones, pero nos habituamos y luego nos resulta extraño corregir
esa distancia.
Argumentos
a favor:
Un
mayor reparto de las cargas.
Pueden
mejorar el equilibrio.
Pueden
mejorar el ritmo
Previenen
lesiones por desgaste a corto, medio y largo plazo.
Trabajo
más equilibrado y coordinado entre diferentes grupos musculares.
Nos
permite Ir más erguidos, consiguiendo un mayor aporte de oxígeno.
Como
posible ayuda extra en cualquier terreno y circunstancia.
Estudios
franceses y americanos ensalzan sus virtudes.
Argumentos
en contra:
Pueden
romperse y causarnos una caída inesperada.
Nos
pueden estorbar en algunas zonas técnicas.
Son
una preocupación más.
Tenemos
que soportar un peso a mayores.
Hoy
día tenemos multitud de bastones con diferentes pesos, tramos,
estructuras y materiales, pero básica mente las partes del bastón
son las siguientes:
Empuñadura:
A destacar la influencia de los diferentes materiales y agarre.
Dragonera: Nos
permite descargar una pequeña parte del trabajo en la muñeca, al
tiempo que un tropiezo evitará que se nos caigan.
Roseta: Más
o menos ancha. (evita una excesiva penetración en el terreno)
Punta: La
que toma contacto con el suelo.
Consejos
básicos para su uso:
Un
medio conocido de sujeción, consiste en introducir la mano en la
dragonera, sujetar el bastón en el aire y luego bajar suavemente,
hasta que este apoye en el suelo, y casi de modo automático podremos
asir la empuñadura.
Respecto
a la dragonera, no hay que olvidar que cuando el terreno es muy
técnico, conviene valorar su uso, ante una posible caída en la que
las manos no estarían libres.
En
las subidas será conveniente acortar un poco los bastones, mientras
que en las bajadas la lógica nos invita a alargarlos.
Mientras
encontramos la altura adecuada para nuestras condiciones, podemos
comenzar utilizando un pequeño truco: “relajaremos los hombros y
mediremos la altura desde el codo hasta el suelo”, la altura que
nos de más aproximadamente cinco centímetros, es la que podemos aplicar al bastón.
La
altura del bastón debería de ser tal que cuando el mismo pase por
la vertical del cuerpo, no empuje el hombro hacia arriba ni este
tenga que descender hacia abajo. No podemos obviar, que entre más
largos, el apoyo se efectuará más alejado de nuestro cuerpo y entre
más cortos más cerca. El inconveniente cuando se alargan mucho es
que se dominan peor, por tanto sería conveniente alejarlos un poco
de la línea de carrera para evitar tropezar con ellos. No obstante
como norma general, hay que procurar no colocarlos frente a nosotros,
sino siempre en los laterales, entre más largos, más lejos de la
línea del brazo.
Existen cuatro tipos de
apoyo de tracción y prácticamente uno solo de freno.
Apoyo corto, que se
utiliza en marcha y en cuestas importantes, siempre va por detrás de
la cadera y directamente inclinado en sentido contrario a la marcha (un apoyo con cada pierna).
Apoyo doble; se utiliza
también a menudo en cuestas importantes para poder hacer mayor
fuerza; aquí los pasos dependerán mucho de las cualidades del corredor.
Apoyo mediano, se utiliza
cuando comenzamos a correr, aquí la posición del bastón se
adelanta a la cadera a la espera de un apoyo que en este caso ya
sería más largo.
Apoyo largo, se utiliza a
ritmos altos de modo que a veces se dan cinco o más pasos hasta que
este toque por fin el suelo, aquí el bastón avanza muchísimo más
por delante de la cadera a la espera de caer cuando coincida con la
pierna correspondiente; y evidentemente dependerá de cada corredor
aparte de su morfología.
El apoyo de freno, se
utiliza preferentemente en bajadas y nos sirve para mermar en lo
posible la velocidad al tiempo que nos proporciona un pequeño
equilibrio dependiendo en que situaciones nos encontremos. En bajadas
técnicas, ya hemos dicho que la cosa se complica mucho y de no estar
bien preparado sería preferible no utilizarlos; ya que podrían ser
no solo un freno, sino causantes de una caída.
Cada
cual deberá buscar, el tipo de bastón, así como la técnica más
adecuada en cuanto apoyo, distancia y tracción que le permitan
obtener el mayor rendimiento del mismo; y para ello, nada mejor que experimentar.