RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

3 oct 2013

S A T I S F A C C I Ó N

SATISFACCIÓN DE CORREDOR


No vamos a hablar aquí de esa clase de satisfacción que sienten algunos, tras cumplir la pena, el castigo o la penitencia que se impone a aquellos que confiesan sus pecados. Aquí no hay ni pecadores ni pecados; como mucho a veces se comete algún error, pero todos se perdonan sin necesidad de recurrir al oscurantismo y falta de luz del confesionario.

Del tipo de satisfacción que yo quiero hablar (escribir si lo prefieren), no se diluyen responsabilidades; más bien al contrario nos acercaremos con mucho gusto, al placer, que todos y cada uno se habrán ganado con su esfuerzo individual.

En las empresas más modernas, se busca que el trabajador, tenga el más alto nivel posible de motivación, o hablando en cristiano; se trata de que el currante, esté convencido de que la labor que está realizando es útil y muy beneficiosa y ponga en ello todo su empeño; colocando si es preciso la labor por encima de cualquier otra cuestión.

Podría ocurrir que por muy satisfecho que se esté de la labor realizada, la empresa no salga adelante; no importa, ya que aquí lo que cuenta, es el tipo de individuo capaz de mostrar una actitud totalmente placentera, aunque esté sudando la gota gorda.

De los corredores, los que disfrutan de la montaña, son millonarios, porque realizan muchos de sus deseos y, generalmente lo hacen con esa actitud complaciente recién mencionada, que es lo mismo que decir que corre con el placer pegado a la piel; no es que eso no ocurra con otros corredores de campo a través o de asfalto; lo que pasa es que estos últimos, jamás podrán disfrutar de una buena trepada, de correr mirando el vacío tanto a izquierda como a derecha, de utilizar un pedrusco a modo de tabla de surf, y dominar el oleaje provocado sobre un canchal, o de enfilar una bajada inmensa entre senderos inexistentes que nunca sabes a ciencia cierta, dónde te van a llevar.

El que corre por la montaña, adopta una posición sumisa, pues no tiene un recorrido marcado al milímetro; (siempre hay algún chuleta, como no; pero antes o después se la pega); como hemos dicho antes, a veces no hay camino; incluso por desgracia a veces solo se sale y nunca se llega; es por eso por lo que a mí me agrada llamarles “toreros”, porque saben que cada vez que salen al ruedo se la juegan y no están libres de cornadas inesperadas (incluidas esas que te quitan la vida).

Es tal vez, este, uno de los deportes en que menos diferencias hay entre chicos y chicas; salen todos juntos, y es muy frecuente ver mujeres mezcladas con hombres en todas las posiciones, tanto por delante como por detrás, y tal vez más por delante que por detrás. Puede que uno de los motivos, sea que en este tipo de carreras, aparte del potencial físico, tal vez sea más influyente aún que en otros deportes el potencial síquico; y ya sabemos todos eso que dicen, de que cuando una mujer se fija un objetivo, si te encuentras en medio, mejor será que te apartes.

Yo siempre he tenido la teoría de que la mujer está más preparada para el sufrimiento que el hombre, y en este tipo de carreras, se sufre y mucho pero además, durante mucho tiempo; y aquí el que no lo sepa llevar que no dude que le saldrá la pajita más corta, que es lo mismo que decir que tiene en sus manos una boleta marcada con las letras “retirado”.

Alguno se preguntará, como es que con todos estos ingredientes elijo como título “satisfacción”, y
lo cierto es que la clave está precisamente en que cuanto más se sufre, más se puede disfrutar; es como si eligiendo el camino fácil la motivación disminuyese, y esta gente nunca lo tiene fácil; ni siquiera yendo de paseo, y si por añadidura, hay horario de corte, apaga y vámonos.