GLADIADORES, VERSUS...
GENTE QUE CORRE POR LAS MONTAÑAS
GLADIADORES, VERSUS...
GENTE QUE CORRE POR LAS MONTAÑAS
Uno no deja de pensar que
el mundo se repite a sí mismo, que idénticos sucesos acaecen en
épocas diferentes con distintos sujetos; que las modas se repiten y
no solo se actúa igual, sino que lo que nos empuja tiene el mismo
origen y el mismo fin.
Hoy más que nunca en
nuestro entorno, son legión los que participan de la montaña en uno
u otro modo. No hay prueba de larga distancia que no tenga un número
de adeptos tan numeroso que en las más de las ocasiones, muchos
tendrán que ver los toros desde la barrera, porque se ha cubierto el
cupo antes de lo previsto. Y por supuesto, lo mismo ocurre con medias
o cortas distancias; desde los cerca de 20 kilómetros a los más de
330 que son las distancias más conocidas para carreras que se hacen
del tirón; cada vez más corredores se quedan fuera por haberse
cubierto las plazas ofertadas.
Las carreras por la
montaña, están de moda, lejos aún del balón pie, pero por el
camino que vamos, si nadie pone trabas (que ya van apareciendo),
la distancia entre ambas especialidades se recortará ampliamente.
Todo se andará.
De moda estuvieron en su
día los famosos gladiadores, y aunque todos identificamos
inmediatamente gladiador con esclavo, ha habido detalles alrededor de
este gran circo, que han permanecido medio ocultos para el común de
los mortales.
Pocos saben que en
realidad, los gladiadores, a pesar de su procedencia, eran los niños
mimados en toda Italia, incluso, que eran mejor cuidados y
entrenados que los propios soldados romanos a pesar de que tanto unos
como otros luchaban por su vida en cada pelea; salvo que los primeros
lo hacían para satisfacer una necesidad de ocio y los soldados para
mantener en pie el imperio romano.
Era tal la moda, que los
mejores se convertían en auténticos héroes, y salvando las
distancias, en auténticas estrellas, cuya fama alcanzaba hasta los
más lejanos territorios conquistados.
Había un circo dentro
del propio circo, pero otro fuera, y voy a tratar de explicarme.
El circo interior
consistía principalmente en las peleas y en el hecho de lograr con
ello distraer a la masa ciudadana de otros aspectos mucho más
importantes de la vida diaria.
El circo exterior, como
ocurre hoy día con las carreras por las montañas, era muchísimo
más amplio, los luchadores tenían “entrenadores” que solían
hacer coincidir ese papel con el de empresarios, (mánager)
buscando a los mejores por todos los rincones, (ojeadores se les
llama hoy día), y no solo compraban y vendían, sino que además
contrataban a los mejores cuando interesaba (como hacen algunas
marcas deportivas en la actualidad) haciendo algunos un gran
negocio de todo ello; al tiempo que algunos de sus luchadores se
convertían en verdaderos ídolos de masas, atrayendo a la
arena, todo tipo de personajes, incluso hombres libres; unos por un sueldo y otros por una porción de fama.
Hay quien dice que
influían en el precio que tenían que pagar los asistentes, e
incluso que hay indicios de casos de “tongo”, ¿podía ser de
otra manera?.
Dejo para el final
algunos datos más de cierto interés, uno es la creación de
“escuelas” de lucha para preparar a grupos de
principiantes, para el combate en la arena; otro que no por ser menos
conocido no dejará de sorprender a algunos, el hecho de que muchos
gladiadores, “cobraban” por luchar y por último señalar
que tanto médicos como nutricionistas (al estilo de
la época), no andaban muy lejos de este gran circo y otro dato
desconocido; en contra de lo que se pensaba, solo moría un diez por
ciento del total.
Por último, un dato de
actualidad, los entrenadores (lanistas), establecían reglas
para el combate (¿les suena?). Hoy son otros estamentos los que
imponen las reglas (una de las últimas reglas: prohibir la
participación de corredores descalzos o con zapatillas “raras”).
Y lo mejor de todo: Los
romanos copiaron este espectáculo, de ciertos ritos funerarios
atribuidos a los etruscos.
Definitivamente, alguno
me dará la razón cuando digo que en la vida muchas cosas se
repiten.