RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

5 ago 2014

VISIÓN DE CAMPO




Al hablar de la visión de campo en un sujeto; muchos pensarán en su agudeza visual, en esas zonas de pérdida parcial o total de visión, pero hay otros aspectos sobre los que conviene meditar.

Dicen que las cosas no son como las vemos, sino como las percibimos y al parecer no lo hacemos solo con los ojos, sino que intervienen otros factores en ese proceso, como los recuerdos, la mente, el estómago y hasta las experiencias de nuestros antepasados.

Hay personas que perciben el mundo como “zona de guerra” y mantienen de una tensión constante, que desde luego no parece ser la mejor forma de vida.

Einstein rompió algún molde con su famosa teoría de la relatividad, en la que relacionando espacio y tiempo de un modo multidireccional, descubre, no solo que uno no siempre está donde cree que está, sino que tampoco ve lo que cree que ve. Y aunque en este caso estamos hablando de espacio y tiempo, lo podemos extrapolar al día a día, e incluso si vamos un poco más allá a la percepción que tienen algunos corredores sobre la competición.

Ver las cosas de este modo, tiene una gran importancia, puesto que encontrarnos puntos diferentes de visión, implica aumentar nuestro área de conocimientos, y por tanto nuestras posibilidades de actuar de modos diferentes.

No solo es posible que dos personas tengan conceptos distintos sobre una misma cosa, sino que un solo individuo, también es capaz de percibir un objeto o situación de modo alternativo en función del lugar, tiempo o circunstancia.

Existe otro factor interesante, que nos permitirá vivir la misma experiencia con sentimientos desiguales: “el estado de ánimo”.

En ocasiones somos multi-observadores de lo irreal. A veces trasladamos la visión a un nivel mental y solo vemos lo que imaginamos, no lo que realmente tenemos delante. Podemos estar observando un tren parado en la estación y en el plano mental un accidente, presente, pasado o futuro. Las expectativas y los recuerdos, son otro de los factores que intervienen en el menú; hasta tal punto que si son traumáticos, pueden incitarnos a negar hasta la pura realidad.

Solo cuando somos capaces de abrirnos a todos los campos existentes podremos vivir plena y conscientemente; pues de otro modo, siempre le faltará una pata a la mesa. El mundo es energía, y no solo no debemos cerrarnos en banda, sino que debemos dejar que esta fluya a su antojo a través de nosotros de forma natural.

Una cosa es que un sujeto tenga el campo de visión defectuoso y no pueda alcanzar a distinguir lo que se encuentre en ciertos ángulos del plano, y otra muy distinta es que no quiera ver.

CONCLUSIÓN:


Todos o la gran mayoría somos capaces de subirnos a un “tío-vivo”; pero mientras unos se echarán unas risas y disfrutarán mientras dure, otros estarán tan concentrados en si se rompen las cadenas que anularán cualquier atisbo de disfrute y terminarán sufriendo cada vez más hasta que un día decidirán (tal vez erróneamente), que el “tío-vivo” no es lo suyo.