D O Ñ A A C E D Í
A
Intento echar el lazo a
algunas palabras para completar un nuevo artículo, pero me gusta tanto la música que estoy escuchando,
que
trastoca mis intenciones primitivas y me impide realizar una frase
coherente; y al hilo de lo que estoy sintiendo, me pregunto si le
ocurrirá otro tanto al corredor que usa cascos cuando traza
caracteres sobre las rocas en las montañas.
Es
curioso por que derroteros discurre la mente cuando deambula a su
aire sin ningún control; yo no tenía intención de hablar para nada
de música, la idea era hablar de la PEREZA.
Pero
no concibo hablar de pereza sin citar unas cuantas palabras de la
misma familia como: “vagancia,
dejadez, desmotivación, tedio, acidia, indolencia, astenia, dejadez,
flojera, galbana”
dejo a un lado “holgazanería”,
porque considero que se desvía un tanto del resto, y dejo para el
final la palabra ACEDIA O ACEDÍA que tanto da la una como la otra.
Aunque los gaditanos
jurarían sobre sus muertos que el significado tiene que ver con un
pescadito parecido al lenguado, vamos a obviar ese significado para
centrarnos en otros más conocidos.
Como otras tantas, la
palabra acedía, proviene del latín y tiene mucho que ver con
aquello que se pone ácido (acedar) y al tiempo con el
disgusto y la preocupación cuando algo no va, términos que en
muchos casos, están muy próximos al estado afectivo del corredor.
Acedia o acedía:
- Tener acidez de estómago
- Digerir mal un alimento
- Melancolía al estar obsesionado con la muerte.
- Se dice de la planta cuando se pone amarilla.
- Aspereza en el trato.
Como se ve ninguno de
estos significados anima mucho ¿verdad?. Normal que uno se vuelva
perezoso y hasta melancólico y depresivo en cualquiera de esas
circunstancias.
¿Cuantos de vosotros no
habéis sufrido los rigores de la desmotivación? ¿De cuantos de
vosotros se ha apoderado el tedio?. Yo desde mi experiencia, puedo
asegurar que creo no conocer ni un solo caso en que el corredor no
haya sentido cierta flojera en algún momento de su vida deportiva,
ya sea como profesional o como aficionado.
No hay que alarmarse,
ocurre de cuando en cuando a todos los seres humanos y no tiene que
ver intrínsecamente con el deporte, sino con la vida o más bien con
algunos momentos y circunstancias en la vida de las personas.
En el deportista, llega
un momento en que aparece cierta apatía y la desgana, la
inapetencia, o la indiferencia, se instalan y se quedan en el
organismo como un huésped, hasta que de un modo u otro somos capaces
de darle puerta. Los síntomas no pueden ser más evidentes y tienen
mucho que ver no solo con cierto aburrimiento, sino sobre todo, con
no malgastar fuerzas.
Pero ¿cuál es la causa
de que esto nos ocurra?. No podemos asegurar que haya un solo motivo,
sino una concatenación de varios, no obstante solo voy a citar aquí
una sola razón para posterior análisis del lector: LA FATIGA, que
a veces se transforma en FATIGA CRÓNICA.