Serán ustedes creyentes
o no, pero a tenor de lo vivido hoy, una vez más, San Isidro hizo el
milagro y sacó todo el agua del pozo, (como en los viejos
tiempos) lo malo es que no pensó en el montón de corredores y
visitantes, sobre los que caería en forma de lluvia, hasta el punto
de convertir el antiguo Corral de la Media Legua casi en una laguna.
Comienzan las carreras y
la vorágine de corredores, no solo ha perdido ya el miedo, al agua,
al barro o lo que se tercie, sino que parece que aplauden las
condiciones atmosféricas adversas, hasta tal punto que seguro que se
quedaron con la miel en los labios al no poder encarar esa cuestina que se ve al lado contrario por donde toman la curva en las fotos.
Bastante pensaban los de
la diputación allá por los cuarenta, que este cerro de San Isidro
tendría tantos visitantes, y visto lo visto, más valdría realizar
un par de operaciones similares en otros entornos, porque de seguir
así la cosa, al final todo se nos va a quedar pequeño.
Al final, corral, cerro,
o monte, hay que decir que tenemos en León algún lugar de
esparcimiento y de entrenamiento para los que gustan de esto del
correr.
Ahora solo queda
cuidarlo, mantenerlo y mejorarlo, (por supuesto, con permiso de la
autoridad, si es que aún tenemos autoridad en este pueblo).