Era una carrera de
montaña como otras, nada del otro jueves, (poco más de cuarenta
kilómetros), pero había puesto ciertas expectativas y hasta sabía
el lugar que me correspondería una vez en meta, pero todo se torció
a eso del kilómetro 17 en que comencé a notar que las piernas no
respondían, estaba muerto de sed y yo que no como mucho, hasta tenía
hambre; había dejado pasar tres avituallamientos, porque no quería
perder mucho tiempo, pero ahora ya poco importaba; tenía
calambres y los cuádriceps me mataban bajando, me dolían subiendo y
terminaron por impedirme hasta caminar.
Me hacía gracia que toda
una panda de perdedores me quisiera dar consejos sobre cómo debía
entrenar para esta carrera; con el cuento de que uno es novato,
parece que todos poseen el grado de maestros aunque de poco sirvieron
sus consejos a los que por supuesto no hice ni caso, ¡faltaría más!.
En realidad, llegaba
preparado, bueno tal vez no a tope, pero considero que tengo calidad
suficiente para enfrentarme a cualquiera y pensaba demostrárselo a
todo el mundo, incluso creo que lo hubiera conseguido de no ser
porque estos días he tenido mucho trabajo en la oficina, y la Toñi
no sé que me puso en el desayuno el día de la carrera, que me dejó el
estómago fatal.
Los listos de turno que
parece que crecen como las setas cuando menos les necesitas,
achacaban mi retirada, a la falta de contacto con este tipo de
carreras, que no es lo mismo el asfalto que la montaña, sobre todo
cuando te meten subidas tan largas y con tanta pendiente con sus
bajadas correspondientes que le rompen las piernas al más pintado,
que si tenía que haber hecho más kilómetros, más gimnasio y yo
que sé cuantas cosas más.
Ludario el panadero,
decía que la primera vez que corrió aquí, terminó el 270, pero
que no pudo ni subir ni bajar escaleras durante toda la semana sin
sentir unos dolores terribles. El Ludario es un subnormal, ¿el 270
de 350 y me quiere dar lecciones a mí?.
Para colmo, todos me
trataban como si fuera una nena, y venga a animarme con eso de que
hay muchas más carreras y de que bastantes kilómetros hice para ser
mi primera vez, y cosas parecidas (¿serán
imbéciles?).
Que se vayan a tomar por
el culo hombre, (¿les he
preguntado yo algo?), no he dicho nada porque si algo me
sobra es educación, pero era para haberles mandado a la mierda a
todos, porque entre sus consejos y pasarme la mano por la chepa me
han terminado poniendo de mala leche.
Ya se que no siempre
sucede lo que quieres, pero uno no ha nacido ayer, ya está curado de
espantos, sabe que esto es así, y además era mi primera carrera
seria por montaña, de modo que lo acepté tomándomelo con mucha
calma, al fin y a la postre, es solo una carrera más y no me voy a
dejar afectar por culpa de un mal desayuno (ahora
que la Toñi me va a oír).
En el hospital me dijeron
que había tenido mucha suerte, que la llegada de mi mujer había
sido providencial, que con todas las pastillas que había tomado, no
hubiera durado muchas horas más, que cómo se me había ocurrido
esa locura solo por no haber podido terminar una carrera, que no se
qué y que no se cual. , ¡tonterías!, que tengan una carrera no les
da derecho a criticar a todo el mundo y lo único que me faltaba
ahora es que vengan dando lecciones por culpa de un puñetero
desayuno.