Unas cuantas personas,
unos cuantos miles en realidad, han estado estas últimas semanas
pendientes de los desatinos de un ayuntamiento que como ya estamos
por desgracia acostumbrados decide por aquello del “aquí mando
yo”, renovar la Plaza del Grano utilizando para ello al parecer
del populacho mentiras y cemento casi a partes iguales.
Hasta el momento, lo
último que he visto hace un minuto eran 16.034 firmantes, una
cantidad muy pobre a todas luces para los que deberían haber
firmado, pero suficiente para exigir que se hagan bien las cosas como
por otra parte se demostró con la manifestación del pasado 23 en la
que aún a pesar de que para mi gusto hay demasiado conformista en
esta ciudad vapuleada por todos los estamentos y durante tantos años,
fue lo suficientemente numerosa para que al menos, de que pensar a
ciertas personas ancladas en la época de nobles, plebeyos y
esclavos.
No voy a insistir en los
dimes y “diretes”, solo en algo que me parece muchísimo
más importante incluso que la propia plaza, la catedral o cualquier
otro monumento de esta ciudad, por muy alta que sea su consideración
a todos los niveles. Hemos caído en la trampa del desarraigo,
practicamos una vida insulsa de brazos caídos en la que nuestra
única y pequeña satisfacción es votar cada cuatro años a este o a
aquella sabiendo (y el que hoy día no lo sepa es que no es de
este mundo) que de nada sirve el voto, si no ejercemos un control
sobre esas personas que a posteriori tomarán decisiones que por
desgracia como vemos a diario, contra de los intereses de los
ciudadanos.
Es esta pues una lucha
por partida doble, por un lado se exige a alcalde, concejales y resto
de partidos que no destrocen la plaza, puesto que ya se han dado
muestras suficientes de que se puede mantener y con muy poco dinero
en contra del abultado presupuesto que desde la alcaldía manejan
como si fuera calderilla; pero por otro lado y es donde quiero hacer
hincapié, todos queremos que se nos escuche, no solo el día de las
elecciones, sino durante el resto de mandato. Aunque algunos
políticos defiendan que tienen derecho a hacer lo que les venga en
gana, puesto que les han votado, es cada vez más urgente que se nos
tenga en cuenta y no para las urnas, sino para el día a día; urge
que los políticos dejen de ser peleles de sus partidos y comiencen a
preocuparse de las personas.
Es comprensible viendo
como cada día nos desayunamos con un par o un trío de corruptos más
en esta mal llamada democracia, que la gente exija que se dejen de
hacer negocios millonarios a costa de nuestros impuestos, que la
corrupción deje de ser el pan de cada día y aunque todos los puntos
de vista son válidos, permutar la identidad, la cultura y el
patrimonio de los pueblos por un tres por ciento, por un enchufe o un
sobresueldo en forma de generoso puesto de trabajo, incluso por puro
caciquismo, solo es comprensible desde el punto de vista de los
corruptos de mente o de bolsillo.
Cada cual es libre de
opinar a favor o en contra, a mí no se me ocurriría ir a casa del
vecino a decirle que ponga calefacción de carbón; pero justo por
eso mismo me gustaría que se me consultaran aquellas actuaciones que
tienen que ver con el patrimonio que es tan mío como de cualquiera,
sobre todo cuando una mayoría considerable no está de acuerdo como
es el caso, y cuando como en este caso supone un gasto exagerado a la
par que innecesario.
Pues eso, puedes
acoplarte a la masa de indiferentes que piensan que vamos cada vez a
peor, pero que no podemos hacer nada; o bien ponerte en contra, o a
favor. Defiende la postura que quieras, pero te pido, que dejes de
formar parte de esa masa amorfa que no se harta de poner
constantemente las dos mejillas (la suyas, las de sus padres, sus
hijos, hermanos etc.) , y TOMES PARTIDO.
Pd.- Hay por cierto
una plataforma para recabar firmas a favor de la conservación y
contra nuevos pavimentos que aquí dejo por si alguno decide sumarse
a la petición: