Estoy escuchando una de
esas abundantes y generosas músicas relajantes, estimulantes y hasta
reconfortantes que tanto pululan por la red; reza el título “Música
para relajar el cerebro, la mente, tonificar el cuerpo y eliminar las
energías negativas”.
Yo me conformo con lo de
“tonificar el cuerpo”, ya se va uno cansando de poner
parches eléctricos que no veo yo formarse tableta ni padiós
y mira que van ya tres años enchufando el cacharro.
Ceferino va marcando
línea dura por el barrio que parece que cualquier día se le va a
romper la camiseta de tanto que se le estira, del pantalón casi no
se que decir pero de tan pegado como lo lleva, parece que se lo
hubieran pintado y no se que parece cuando se pone esos zapatos de
terciopelo azul que no le pegan nada con la bola de billar que tiene
por cabeza.
Diez años lleva el niño
metido en el gimnasio día sí y día también y no veo yo que se
vuelvan las nenas a mirarle como al Ramiro, que ese ni gimnasio ni
dios que lo fundó, que dice que lo suyo es el sillónbol y no
hay quien le meta prisa ni para cobrar a final de mes, que ya le
vale.
Yo empecé con los
parches eléctricos por culpa del Ceferino, que era un esmirriao de
aquí te espero y en menos de nueve meses ya tenía pinta de poder
levantar un coche el solito, y aunque coches, no se si levantaría
alguno, lo que si levantó fue la novia al del cuarto, que mira tú
por donde, fue el que le aconsejó lo del gimnasio. Ya se sabe de
agradecidos están llenos los caminos, aunque de cuando en cuando una
piedra te lleva del duro suelo y a la fría realidad.
Un día me dormí con los
parches puestos y por la mañana me temblaban tanto las piernas, que no era capaz de ponerme en pie, para
cuando pude, en menos de tres pasos, del tortazo que me pegué conseguí tres semanas
de baja que tampoco estuvo mal y desde entonces por si acaso pongo la
alarma, que no hace ninguna gracia romperse la nariz aunque luego
tengas vacaciones.
El caso es que como decía
ya me estoy hartando, de modo que he tirado el aparato a la basura y
no lo vais a creer, pero desde que escucho música estoy mucho más
tranquilo, tan concentrado en la música que no tengo malos
pensamientos y aún no me he atrevido a mirarme al espejo pero me da,
como que tengo menos barriga. Anda que si funciona no me voy a reir
yo niná del Cefe y su ropa ajustada, que ahora que lo pienso
igual es que no le da para comprar ropa nueva y con lo del ensanche
muscular, pues claro solo gasta tallas pequeñas.
Ya van unos días que la
Rosaura me mira así como queriendo; y es que desde lo de la música,
en el curro estoy siempre con los cascos puestos. La verdad es que
estoy requetecontento, verdaderamente, ESTO
FUNCIONAAAAAAAAAAAAA.