Fechas deseadas, malditas, sucesivas y contradictorias, en las que me viene a la memoria el mal vivir de aquellos judíos en los campos de concentración y el mal vivir de estos palestinos en otros campos. ¿Será que los criminales no saben de festividades?
Llegan
las felicitaciones a decenas, a cientos a miles, todo el mundo
deseando lo mejor para los demás durante el tiempo que se tarda en
teclear cerca de media docena de letras, así año tras año
manteniendo vivo un ritual hipócrita; y mientras unos están
pensando en divertirse más que nunca, otros tienen como único
objetivo sufrir solo un poco menos.
Es
cierto que (como te decía Hortensia), el deseo, la ilusión y
la búsqueda de la felicidad aunque sea temporal tienen una especie
de efecto placebo, (una lotería en realidad) pero ¿que es al
fin y al cabo un año en el lapso de una vida?.
¿Porqué
desear lo mejor solo para un año?
¿Porqué
no convertir los deseos en actos y durante toda la vida?
¿Porqué
nos empeñamos en buscar fuera lo que tenemos dentro?
Para
muchos, sobran en estas fechas los lamentos, los agoreros y los mal
pensantes pero qué le vamos a hacer, en este mundo tiene que haber
de todo, hasta cosas muy buenas y otras muy malas.
Pues
eso, que:
¡FELIZ
VIDA!