RESPETANDO NUESTRAS MONTAÑAS
En ocasiones, a todos nos
gustaría ser protagonistas; ¿quien no ha soñado con realizar actos
eróicos? ¿Quien no ha imaginado ser el más astuto, el más
inteligente, o el más fuerte deseando ser admirado por una persona
en concreto?. Seguramente a todos en algún momento de nuestras vidas
nos ha sucedido. Otras veces, por el contrario, realiza uno actos
voluntarios en los que no se busca nada en concreto, simplemente, se
trata de pasar el día en compañía de amigos o conocidos sin ningún
fin preciso.
Esta vez, tocaba
excursión por la nieve, algunos viejos conocidos, otros recientes y
otros, personas amigas de nuestros amigos. Para la excursión se
estimaba que tendríamos que utilizar raquetas de nieve, en realidad
no nos hubieran hecho falta, porque la nieve estaba dura y se hundía
poco, de modo que hubieran bastado unas botas, pero ya puestos, la
mayoría nos las calzamos de principio a fin del recorrido.
Durante las horas que
suele durar una visita de este tipo a la montaña, se suelen entablar
conversaciones de todo tipo, se van haciendo parejas, tríos incluso
solitarios, alternando compañero en función del terreno, las
circunstancias, incluso de la forma física de cada uno.
Estos recorridos, ayudan
a comprender la importancia y el lugar que ocupamos en el mundo. La
inmensidad de las montañas nos invita a vernos como elementos
insignificantes comparados con el entorno. No somos más bellos, ni
más fuertes, ni más generosos, y mucho menos más altos que
nuestras montañas, y sin embargo se nos ofrecen para que podamos
recuperar una pequeña parte de lo que somos; justo la porción de
nosotros mismos que más importancia tiene de cara a la vida.
Por lo general, la mente
humana está sujeta por una enorme cuerda fabricada con materiales
defectuosos, como pueden ser los prejuicios, algunas herencias
recibidas, consignas interesadas y un montón de cosas más que
impiden que esta vuele libre; y por eso la mantenemos encerrada en
una celda de grandes barrotes. Son muchos los que se liberan de
todas estas ataduras, cuando forman parte de grupos como el que hemos
formado nosotros en esta “raquetada”; pero por desgracia,
cuando se enfrentan de nuevo a la vida diaria, de nuevo la mente es
encarcelada.
La naturaleza seguirá su
curso con o sin nosotros, y si un día desaparecemos, aunque le lleve
su tiempo, renacerá de nuevo; y sin embargo nos ofrece una
posibilidad real de convivencia pacífica y fructífera, al tiempo
que nos da una lección magistral que podríamos aprender solo con
una mirada.
Salvo por la desastrosa
actuación del hombre, las montañas seguirán en su sitio por los
siglos de los siglos. Debemos aprender a no despreciar lo que la
tierra en su conjunto nos ofrece y detener la previsible
autodestrucción del hombre por el hombre, que parece no darse
cuenta, que sin esos recursos sus posibilidades de existencia
desaparecerán.
Me gustaría volver de
vez en cuando a recorrer nuestras montañas, pero comprendo que solo
será posible en el futuro si aprendemos a respetar la naturaleza; si
lo conseguimos, estoy seguro que también nos respetaremos unos a
otros y ello se traducirá en un entorno mejor para todos.
En el próximo viaje,
cuando la mente se libere, destruid la celda para que de vuelta a
casa siga volando en completa libertad; es decir PARA
QUE PODÁIS COMPRENDER LAS MÚLTIPLES POSIBILIDADES QUE LA VIDA OS
OFRECE.
El enlace para las fotos, aquí : http://lacampona.blogspot.com.es/2013/12/raquetada-por-branagallones.html