RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

12 may 2017

FALSAS AMISTADES



Roberto y yo éramos íntimos, la mejor amistad que se ha conocido en el mundo entre dos personas. Ambos sabíamos de los deseos del otro, ambos funcionábamos como dicen que actúan los hermanos gemelos, ya llevábamos años en esta situación y entonces nos cruzamos en el camino de Michelle.


Nuestra amistad surgió de niños; fue un tropezón cuando yendo cada uno en dirección contraria, chocamos de tal manera que ambos caímos en el suelo como dos monigotes. Nos quedamos mirando y en el mismo espacio de tiempo, ambos nos dijimos “perdona, no te había visto” y nos echamos a reir.


Yo creo que le gustas, nos dijimos al unísono, y por mi parte tengo que reconocer que un pequeño quemazón me recorrió el plexo solar al pensar que podría ser para otro; pero llevábamos solo dos días viéndonos, la amistad con mi amigo era auténtica y aunque deseaba su cuerpo no estaba enamorado de ella.


Pero todo llega y ya en la primera semana la zozobra se instaló en mi cerebro y no solo no podía pasar sin verla varias veces al día, sino que además cada vez me gustaba menos que se fuera sola con Roberto.


Tres únicas semanas fueron suficientes para hacer visibles ciertos cambios y cuando aún nada había comenzado ni terminado, Michelle se fue dejándonos heridos de amor y de orgullo; y así humillados y vencidos cada uno intentó seguir su camino como pudo lejos ya de aquella amistad que antaño nos profesáramos.


Años después supe que lo de Michelle conmigo había sido un flechazo en toda regla, que se enamoró de mí desde el primer día (su primer amor con lo que eso conlleva me dijeron). Se fue por mi deriva hacia el egoísmo más atroz y rastrero capaz de terminar en unos pocos días con una amistad que había durado años. A Roberto nunca le quiso, pero era mi amigo y por lo tanto siempre procuró tratarle como tal; y para colmo a mi amigo nunca le atrajo lo más mínimo y solo quiso ser amable con ella por estar conmigo.


Para cuando lo supe, ya me estaba abandonando la quinta pareja en mi vida, (esta vez mi mujer) me había dejado también por los mismos motivos, ella lo llamaba celos, pero yo lo único que deseaba era tenerla controlada por su bien, sus amigas eran unas estúpidas y sus amigos unos giliverzas. No podía permitir que ejercieran esa influencia negativa que emana de los falsos amigos y sin embargo tanto preocuparme y mira como he terminado una vez más.


No saben lo equivocados que están y nunca comprenderán los peligros que entraña el exceso de libertad.



¡Así les parta un rayo a todos!