Estamos acostumbrados a
escuchar o leer frases como estas: “El tiempo se nos escurre entre
los dedos, el tiempo es oro, el tiempo todo lo cura, todo lo mortal
el tiempo corta, el tiempo pasa y nunca vuelve, no malgastes tu
tiempo, hay que dar tiempo al tiempo.
Algunos autores le dan
otro sentido más romántico: El tiempo no es sino la corriente en la
que estoy pescando (Thoreau); Mario Benedetti decía: “Cinco
minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el
tiempo”; y si hablamos de relatividad, no podemos dejar de incluir
al Maestro Einstein que venía a decir que el tiempo es pura ilusión.
Sea como fuere, la
cuestión es que a base de insistir, han conseguido que la humanidad
gire en torno al reloj, hasta el punto de que es prácticamente
imposible imaginarse el mundo sin un cronómetro en la mano. Pero, si
lo pensamos bien ¿es el tiempo el que se escapa a nuestro control, o
es la percepción de la realidad la que nos engaña?. Evidentemente
el tiempo no es igual para todos, como no lo es el vaso de cerveza o
la botella con agua hasta la mitad.
Si hablamos de
intensidades, el tiempo se fracciona inmediatamente y veremos un
montón de altibajos en la gráfica en la que hay algo que nunca
aparece, como es la capacidad de utilizar todos nuestros sentidos y
facultades a lo largo de nuestra vida en cada una de esas porciones
de tiempo.
En mi opinión, el tiempo
está ahí para despreciarlo, sabemos que al día sucede la noche,
que en verano suele hacer más calor que en invierno, pero debemos
centrarnos en aquello que nos ocupa, no en el tiempo que nos lleva
esa ocupación.
Todos hemos escuchado
alguna vez frases del estilo: “no pienses”, “libera tu mente”,
y otras por el estilo. En todas ellas está presente el tiempo de
alguna forma, pues el tiempo que dedicas a pensar es un tiempo que no
dedicas a actuar consciente y plenamente. Viene a ser una forma de
decirnos que hay que estar concentrados en lo que estamos haciendo,
no en el como, ni en el cuando.
En las competiciones,
vemos demasiado a menudo deportistas que están más pendientes de
los rivales, del tiempo que hace o el que amenaza o del tiempo que
les queda por recorrer. Esos atletas pueden hacerlo incluso muy bien,
pero lejos de los resultados que podrían alcanzar si estuvieran
dentro de sí mismos y no en todas partes a la vez.
Es sencillo escribir, y
no lo es tanto actuar, al menos al principio; pero con perseverancia,
(que también tiene mucho que ver con el tiempo), podemos
lograr cualquier cosa que nos propongamos; eso sí, siempre que nos
olvidemos del tiempo y nos centremos en el objetivo.
Ahora alguien responderá:
“vale, pero ¿cuál es el objetivo?.
La respuesta es evidente,
centrarnos en cada instante sin pensar cuánto tiempo
nos llevará alcanzar nuestras metas.