Por mucho que desde que
el mundo es mundo, el capital haya terminado tomando posesión de las voluntades de nuestros gobernantes; desconozco quien está tras la
crisis actual, pero de lo que no me cabe ninguna duda es de que el
programa que están llevando a cabo en contra no solo de países
como Grecia, Irlanda, España, Italia, Francia e incluso la propia
Alemania por citar solo algunos, va como la seda, pues prácticamente
tienen a toda Europa hundida y rendida a sus pies.
Los efectos de las
distintas políticas, orientadas en primer término a señalar
personas normales como enfermos y después a implantar medidas para
su cura; lo único que han conseguido una y otra vez es acercar a los
propios gobiernos a un estado catatónico, que este, en las fases de
mayor excitación y estupor se encarga de transmitir al ciudadano,
hasta situarlo en una fase terminal, tras la cual, a los ojos de un
espectador inocente, daría la impresión de que es el propio enfermo
el que busca su muerte, sin que el estado tenga culpa alguna en ello.
Seis millones doscientos
mil parados, son demasiados enfermos en un hospital donde de seguir
delante con estos proyectos, terminarán por prohibir la entrada a
médicos y enfermeras. ¿Que nos quedará entonces, el suicidio
colectivo?.
En un estado como este
que gobierna a golpe de talonario (nunca mejor dicho), los pobres, lo
único que podemos hacer, es protestar con la esperanza de que, el
que dicen que administra justicia, se desmelene de una vez y nos
lleve a todos a la cárcel donde poder comer al menos un plato al
día. Falsa ilusión, porque a poco que volvamos a la realidad, nos
daremos cuenta que no hay suficientes cárceles para todos los
parados. ¿Que nos quedará entonces, las cámaras de gas?
El truco de la deuda, es
soberbio y algunos deben estar alucinando con tanto beneficio; sobre
todo porque ellos mejor que nadie son conscientes del engaño al que
nos han sometido haciéndonos pagar los platos que ellos mismos
estratégicamente han roto.
Cada día nos recuerdan,
como si pudiésemos olvidarlo, que el futuro no puede ser más negro
y terrible y que aquellos que tienen para pan, deben estar contentos
pues otros tienen menos; pero procuran hacernos olvidar por todos los
medios, que estamos rodeados de despilfarradores de dinero ajeno, de
corruptos que campan a sus anchas por los diferentes paraísos
fiscales, que no solo sirven para hacerles más ricos, sino y sobre
todo para hacernos más pobres a todos.
Y mientras algunos
jóvenes, cientos de intelectuales y de manera excepcional algún
político nos piden que no nos arrodillemos; los ciudadanos; más
educados para vivir con miedo, que con sentido común hincamos la
rodilla en tierra, cuando no la cabeza entera a la espera de tiempos
mejores, acostumbrados como nos tienen a la fe y a ser agradecidos
con los que día a día nos agreden.