Así como podríamos
definir el equilibrio, como “Situación de estabilidad de un cuerpo
sometido por fuerzas opuestas”, podemos definir el desequilibrio,
como “diferencia entre nuestros deseos y nuestras vivencias”.
Tiene mucho que ver (el
equilibrio) con la proporción y la armonía.
Por ejemplo, en economía
debería existir una proporción entre ingresos y gastos; en el
deporte una armonía entre el tiempo dedicado al entrenamiento, y el
empleado en recuperarnos del esfuerzo.
Se habla de una relación
directa entre equilibrio y felicidad, sin embargo se puede ser feliz
y no estar equilibrado, al menos conscientemente, porque en esto de
la felicidad, ser muy exigente está penalizado.
A veces necesitamos que
se produzcan alteraciones en las cargas para que aprendamos a
corregir y perfeccionar ese equilibrio tan necesario.
El equilibrio consiste en
repartir el peso adecuadamente para que no nos caigamos por ninguno
de los dos lados de la cuerda; en el aspecto mental, sería afinar
cargas positivas y negativas de modo que se encuentren compensadas.
Consiste por otro lado en
lidiar entre lo que deseamos y lo que después sucede, sin hacer
suposiciones, porque intentar rechazar la realidad, es como intentar
frenar un camión cuesta abajo con nuestras manos; así, entre mayor
sea la resistencia aplicada, mayor tamaño tendrá el camión.
Es también una lucha
entre la mente consciente y el subconsciente, una lucha en la que
suele ganar con facilidad el segundo, situación que se puede
revertir con ciertas pautas que por medio de la repetición convenzan
al subconsciente de que el cambio es posible y necesario.
¿Cómo te
encuentras?. ¡En la
gloria!
¿Cómo
te encuentras?. ¡En la gloria!
¿Cómo te
encuentras?. ¡En la gloria!
¿Cómo
te encuentras?. ¡En la gloria!
¿Cómo
te encuentras?. ¡En la gloria!
Cómo
te encuentras?. ¡EN
LA GLORIA!