Hoy (por ayer) hemos
salido a cenar a Casa Remis; tiene su sustancia este restaurante,
acoge y te acogen, la música es relajante y todo invita a quedarse;
pero todo lo bueno tiene su lado negativo y en este caso es el café.
Siempre digo que no pero acabo tomándome una dos o tres tazas de ese
café oscuro que algunos llaman de pota o de puchero.
Una vez más he caído en
la gula y las consecuencias aquí están; casi las cinco de la
madrugada y sin pegar ojo. Mañana hay que salir a las siete con
dirección Castrocontrigo, allí nos espera “The jil” o dicho de
otro modo “The Hills”, aunque para mí una colina será siempre
una colina y lo demás, solo ganas de enredar (o dicho de otro modo:
“zarandajas”).
El señor Santi Nistal es
el culpable del madrugón; le conocí en una de sus famosas
trotabuhos, donde ejercicio, alimento y charla distendida se daban de
la mano, una modalidad en la que dicen fue pionero, como lo fue por
estos lares en la organización de eventos de montaña, (trail le
llaman los puristas), carreras populares y hasta de MTB (eso que
otros llaman BTT). No en vano, el elenco de participantes conocidos a
nivel nacional que acuden a sus pruebas se las trae y supongo yo que
por algo será. Se permite el lujo el fulano de traerse a uno de los
mejores charlatanes en esto de las carreras por montaña, de montaña
o lo que sea; Depa le llaman (que también hay que tener humor).
Si me obligaran a elegir
entre tres organizadores de eventos de cualquier tipo, sin duda uno
de los nombres sería el de Santi (Tron para los colegas); hay gente
que lo hace bien, pero este tío es que lo hace super bien; tal vez
el hecho de no buscar réditos dinerarios ayude, sobre todo con lo
que vemos por ahí, y me refiero a esas carreras donde lo que importa
es el número de participantes y la atención de cero a diez se
acerca mucho al cero.
Los mendas que hemos
asistido otros años a La Peña del Tren, o cualquiera de las
carreras que organiza este paisanín, hemos escuchado alguna crítica
aislada que achacamos a la envidia cochina, porque hemos podido
comprobar, como la organización se preocupa del corredor, procura
que tenga siempre algo que llevarse a la boca (aunque a veces siempre
hay algún avispado que se llena también la mochila); vemos como
ocurre en alguna otra carrera un gran número de voluntarios que
madrugan y se lo curran, y suele terminar la cosa con algo de jalufo
en plan olla grande, pan vino y dulces (como debe ser).
Mañana les tiene
preparada una buena engatada (a los corredores, sobre todo a los del
sur), porque vamos a pelar un frío que pa qué. Pero ya lo dice el
refranero: “San Andrés trae el invierno y San Juan el infierno”
o este otro “En León, nueve meses de invierno, y tres de
infierno”; y en la Peña de esos infiernos algunos aún tienen
recuerdos húmedos por las noches.
En fin, que tengan
ustedes cuidado con las heladas sobre la ruta, que estos fríos tan
repentinos, son como las armas (que las carga el diablo). Pero sobre
todo disfruten hombre, disfruten, que esto es voluntario, pero ojo;
no se me envicien.