Consideraba la fama como
uno de los enemigos a batir, pues pensaba que centrarse en el
reconocimiento ajeno y el éxito social entorpecía la labor y
distraía del verdadero propósito.
Hoy día mucha gente
busca como reconocimiento personal lo inmediato, lo que otros no
puedan tener y si lo tienen que sea peor; no son capaces de pelar una
castaña porque piensan que si te las dan peladas, para qué perder
el tiempo; se descentran con el brillo de los medios y poco a poco
van perdiendo la capacidad de reconocerse a sí mismos, al tiempo que
buscan con afán ver algún reflejo propio en el “telegrama”
o el “guasap” de turno.
Todo lo que vaya más
allá de la satisfacción personal por lo general, es mal asunto. Dicen
que fulanito no subió, que lo hizo con oxígeno... a un verdadero
escalador eso le trae sin cuidado, es decir, al pairo.
Lo decía un conocido
deportista, si se quieren dopar, allá ellos, pero a mí que me dejen
tranquilo con mis cosas.
La rivalidad tan
extendida y sobre todo tan vendida en el deporte, ha sido un enorme
palo en la rueda para los que realmente disfrutan de este sano estilo
de vida, porque rompió todas las reglas de privacidad conocidas.
Siendo casi imposible a partir de ese momento, hacer cumbre sin que
un enjambre de medios esté ojo avizor por si hay que documentar
alguna catástrofe.
En la actualidad, el que
intenta hacer algo por si mismo y sobre todo por sus propios medios,
casi es vilipendiado por no compartir sus actos con el “gran
público”. Es el gran hermano inmiscuyéndose en la vida del
autentico escalador, ese que no quiere publicidad y que no hace lo
que hace para verse retratado.
Existe una caterva de
personas que se creen aspirantes a escaladores, cuando lo que hacen
en realidad es aspirar a formar parte de un muestrario colectivo
donde exhibir sus “triunfos”, apellidos y que nunca falte la
foto, para así aumentar el ejército de datos en la computadora
mundial, la que no refleja personas ni sentimientos, sino números y
cifras.
La vida no nos obliga a
firmar ningún contrato publicitario, bien es cierto que se necesita
una cantidad de dinero para enfrentar ciertos retos, pero algunos lo
consiguen por sus propios medios, haciendo trabajos aquí o allá sin
caer en la tentación de tratar de vivir del deporte mientras duren
las noticias. “Intentaron muchas veces llevarme a la majada con el
resto de ovejas, pero yo era consciente de que nadie quiere una oveja
negra, de modo que seguí mi camino sin pensar en ello y sobre todo,
sin escuchar las advertencias del pastor”.
Los únicos logros
verdaderos, son los que consigues por tí mismo, eso implica rechazar
a veces consejos y ayudas, porque tu destino, nunca está en llegar,
sino en transitar. El final solo existe en la mente de los débiles,
de modo que aunque me siguen criticando, yo sigo escalando.