RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

16 jul 2025

Pater potestas

 


Hemos sido a través de los siglos, obedientes al más cachas entre los cazadores de mamuts, esclavos de los conquistadores, siervos de los señores feudales, serviles de regentes y reyes, obligados a luchar en las guerras de otros, capturados por una u otra religión y así, poco a poco se nos ha grabado en lo más profundo y recóndito de nuestro gen ancestral un mantra (herramienta que posee la mente) muy poderoso que bien podría ser este: NO PUEDO DEJAR DE OBEDECER.

Ahora ya sabemos que recitar o repetir algo constantemente, nos acerca a ese “algo”, por lo tanto no es de extrañar que tras tanto tiempo siendo lacayos, hayamos ignorado inconscientemente que deberíamos ser seres libres y no dependientes totalmente de unos y de otros.

Pocas cosas hay inamovibles, y como no iba a ser menos, el poder de mandar fue pasando de unos a otros hasta llegar a los gobiernos de las naciones (papá estado); y una vez más volvemos a los orígenes del servilismo, pues seguimos acatando normas, decretos, leyes y hasta las sugerencias de las que los gobernantes tienen a bien desprenderse de cuando en cuando incluso aunque estas nos perjudiquen palmariamente.

Hemos escuchado alguna vez, que todos somos el estado, pero no es cierto, la realidad es que todos pertenecemos al estado desde antes de nacer (también hay normas para el feto) ya sea dentro de una doctrina neoliberal, conservadora o globalizadora; dentro de un régimen comunista o democrático, todos pasamos a depender del estado y todos poseemos una marca perfectamente visible que se nos exige presentar en determinados estamentos para poder dar un paso adelante.

No todo el mundo es consciente de este hecho, incluso la gran mayoría se siente a gusto con esta forma de vida pensando que en realidad deciden por si mismos en todo momento lo que hacer con su vida, pero cuando nos paramos un momento a pensar, nos encontramos con que no trabajamos para vivir, sino que vivimos en exclusiva para trabajar aunque a muchos no les llegue para tener una vivienda respetable, ni los platos suficientes para alimentar a su familia; ni multitud de los medios que otros más favorecidos tienen a su alcance por mucho que por algún sitio esté escrito lo de la vivienda digna, o que tanto unos como otros, todos somos ciudadanos con los mismos derechos (y obligaciones).

En un mundo donde las religiones se sirven de los pobres para prosperar; donde se desperdician la tierra y el agua; donde se tira comida a la basura que otros necesitan con urgencia; en un mundo donde no hay problema en gastar en balas o cañones y no lo hay para alimentar a niños que se mueren todos los días y cada pocos segundos porque no tienen nada que llevarse a la boca; en un mundo donde el que manda es el que más capacidad tiene de matar (y mata), en un mundo así; todos deberíamos declararnos en rebeldía, desobedeciendo aquello que es lícito desobedecer y sobre todo no alimentando como lo hacemos a quienes nos quieren lacayos en vez de libres.

Dicen que un enfermero recitaba hace tan solo unos días, el siguiente salmo antes de que una bomba cayera en el hospital donde trabajaba: “Por tu causa nos degüellan cada día/ nos tratan como ovejas de matanza/ despierta señor/ ¿Porqué duermes?”...