Descubriendo los
Montes de León (Pico Nistal).
Hoy hemos decidido subir
a uno de los picos más emblemáticos del sistema montañoso
denominado “Montes de León”, concretamente su pico más alto, el
pico Nistal (Santi en latín), con una altitud próxima a los
2200 metros, dicen que tiene unas vistas preciosas, y que en un día
claro, se puede ver Madrid, si hay mucha polución (vamos que si el
día está claro se ve).
Denominado en otros
tiempos Monte “Tileno”, fue posteriormente, reconvertido a
Teleno, en aras a una mejor sonoridad y posteriormente Tilenus, (por
aquello de atemorizar al enemigo), sea como fuere y para que no
se nos mosqueen los creyentes, todos eran un solo dios.
El pico “Santi”(nombre
latino de Nistal), era muyconocido en la época de los romanos con
dos nombres, Mar-te y tileno, el primero evidentemente
oriundo de Roma y el segundo, auténtico sello de la casa, vamos que
de aquí de León de toda la vida. Sobre su nombre actual, “Santiago
Nistal”, nada cuentan las crónicas ni las inscripciones
encontradas en las mismas piedras; incluso hay quien habla
abiertamente de gazapo territorial (hablando en plata: versión
interesada de la historia).
Según otras fuentes este
leonés, harto de escuchar siempre el mismo soniquete, y hasta el
gorro de tanta chulería entre los “gladius” (gladiadores);
decidió organizar otro tipo de eventos, todos ellos al aire libre,
donde las únicas armas eran las piernas y el valor, y como material
técnico, un spiculum por barba, (el sustituto del pilum), una lanza
arrojadiza que servía tanto como bastón, como para la defensa en
caso de necesidad, y un protector hecho de bronce para el cráneo
marca “coolus”.
Siguiendo esta línea de
investigación, parece ser, que el tal Santiago Nistal González,
apodado “El Santi” (nombre latino de Nistal); fue
el precursor de un nuevo sistema de entrenamiento, del que huían los
soldados en la época como de la peste; pero que poco a poco fue
haciendo adeptos y hace hoy día las delicias de muchos soldados
modernos, que así caigan chuzos de punta, como misiles, se calzan
sus alpargatas y salen a patear los montes como si en ello les fuera
el sustento diario; “carreras por montaña” les llaman, que
ocurrencias; a tirar del arado les ponía yo (¡No!, ¡no lo digo
yo!; lo dijo un concejal de no se que partido cuando lo de la quema).
La ascensión la
realizamos desde Corporales, porque nos enteramos de que una vez tocó
por allí la lotería; pero desgraciadamente se nos olvidó comprar
el décimo; quiero con esto decir que nos habían encargado nueve y
nueve compramos, pero no el más importante, el nuestro.
Solo tres éramos de la
partida, María, Pablo y el menda lerenda (la crisis claro).
Pablo que no es el mismo desde que su entrenador le ha quitado las
series de 18x3 de los martes (para los ignorantes:
tres series de 18kms con 15sg de recuperación), se las
veía y deseaba para aguantarnos el ritmo a María y a mí; ya ves lo
que son las cosas, toda la temporada ganando carreras; haciéndose un
hombre y un nombre en Picos y hasta en el Mont Blanc y ahora en un
monte de nada, no puede con la risa.
Yo que para estas cosas
soy muy macho, viendo a Pablo de esa guisa, ni que decir tiene que me
dejé los hígados apretando; prueba de ello es que tras atravesar
aquél pedregal y hacer cima, no tenía bastante con el aire que allí
había y viendo que María se había echado a un lado buscando un “no
se qué”, no me quedó otra que echar mano al oxígeno que llevo
siempre en la mochila para estos casos; y para cuando Pablo y María
llegaron, allí estaba yo silbando como si nada.
El caso es que me debió
dar un empacho de aire puro, porque en la bajada, iba ciego, no
encontré ni un puñetero sendero, ni marca, ni una de las balizas
que quedaban de la “Tilenus”, ni uno solo de esos montoncitos de
piedras que ves a menudo trepando; vamos que nada de nada; de modo
que aquello se convirtió en un verdadero campo a través y en tres
patadas ya estábamos abajo.
Total, que poco más de
tres horas entre subir y bajar. A María y a mí nos dolía todo;
incluso cosas que ni sabíamos que estaban ahí, pero nos cuidamos
muy mucho de que se nos notara; eso sí, “por estas”, que
lo que es a mí, no me pillan otra vez para hacer el cabra, (anda
y que les zurzan).
Aquí teneis un documento gráfico sobre un descendiente directo del tal Santiago Nistal:
CASUALIDADES
DE LA VIDA,
AQUÍ
TENEMOS A UN DESCENDIENTE DIRECTO
DEL
TAL NISTAL.