RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

29 oct 2012

Pico Nistal

Descubriendo los Montes de León (Pico Nistal).

Hoy hemos decidido subir a uno de los picos más emblemáticos del sistema montañoso denominado “Montes de León”, concretamente su pico más alto, el pico Nistal (Santi en latín), con una altitud próxima a los 2200 metros, dicen que tiene unas vistas preciosas, y que en un día claro, se puede ver Madrid, si hay mucha polución (vamos que si el día está claro se ve).

Denominado en otros tiempos Monte “Tileno”, fue posteriormente, reconvertido a Teleno, en aras a una mejor sonoridad y posteriormente Tilenus, (por aquello de atemorizar al enemigo), sea como fuere y para que no se nos mosqueen los creyentes, todos eran un solo dios.

El pico “Santi”(nombre latino de Nistal), era muyconocido en la época de los romanos con dos nombres, Mar-te y tileno, el primero evidentemente oriundo de Roma y el segundo, auténtico sello de la casa, vamos que de aquí de León de toda la vida. Sobre su nombre actual, “Santiago Nistal”, nada cuentan las crónicas ni las inscripciones encontradas en las mismas piedras; incluso hay quien habla abiertamente de gazapo territorial (hablando en plata: versión interesada de la historia).

Según otras fuentes este leonés, harto de escuchar siempre el mismo soniquete, y hasta el gorro de tanta chulería entre los “gladius” (gladiadores); decidió organizar otro tipo de eventos, todos ellos al aire libre, donde las únicas armas eran las piernas y el valor, y como material técnico, un spiculum por barba, (el sustituto del pilum), una lanza arrojadiza que servía tanto como bastón, como para la defensa en caso de necesidad, y un protector hecho de bronce para el cráneo marca “coolus”.

Siguiendo esta línea de investigación, parece ser, que el tal Santiago Nistal González, apodado “El Santi” (nombre latino de Nistal); fue el precursor de un nuevo sistema de entrenamiento, del que huían los soldados en la época como de la peste; pero que poco a poco fue haciendo adeptos y hace hoy día las delicias de muchos soldados modernos, que así caigan chuzos de punta, como misiles, se calzan sus alpargatas y salen a patear los montes como si en ello les fuera el sustento diario; “carreras por montaña” les llaman, que ocurrencias; a tirar del arado les ponía yo (¡No!, ¡no lo digo yo!; lo dijo un concejal de no se que partido cuando lo de la quema).

La ascensión la realizamos desde Corporales, porque nos enteramos de que una vez tocó por allí la lotería; pero desgraciadamente se nos olvidó comprar el décimo; quiero con esto decir que nos habían encargado nueve y nueve compramos, pero no el más importante, el nuestro.

Solo tres éramos de la partida, María, Pablo y el menda lerenda (la crisis claro). Pablo que no es el mismo desde que su entrenador le ha quitado las series de 18x3 de los martes (para los ignorantes: tres series de 18kms con 15sg de recuperación), se las veía y deseaba para aguantarnos el ritmo a María y a mí; ya ves lo que son las cosas, toda la temporada ganando carreras; haciéndose un hombre y un nombre en Picos y hasta en el Mont Blanc y ahora en un monte de nada, no puede con la risa.

Yo que para estas cosas soy muy macho, viendo a Pablo de esa guisa, ni que decir tiene que me dejé los hígados apretando; prueba de ello es que tras atravesar aquél pedregal y hacer cima, no tenía bastante con el aire que allí había y viendo que María se había echado a un lado buscando un “no se qué”, no me quedó otra que echar mano al oxígeno que llevo siempre en la mochila para estos casos; y para cuando Pablo y María llegaron, allí estaba yo silbando como si nada.

El caso es que me debió dar un empacho de aire puro, porque en la bajada, iba ciego, no encontré ni un puñetero sendero, ni marca, ni una de las balizas que quedaban de la “Tilenus”, ni uno solo de esos montoncitos de piedras que ves a menudo trepando; vamos que nada de nada; de modo que aquello se convirtió en un verdadero campo a través y en tres patadas ya estábamos abajo.

Total, que poco más de tres horas entre subir y bajar. A María y a mí nos dolía todo; incluso cosas que ni sabíamos que estaban ahí, pero nos cuidamos muy mucho de que se nos notara; eso sí, “por estas”, que lo que es a mí, no me pillan otra vez para hacer el cabra, (anda y que les zurzan).


Aquí teneis un documento gráfico sobre un descendiente directo del tal Santiago Nistal:
























CASUALIDADES DE LA VIDA,

AQUÍ TENEMOS A UN DESCENDIENTE DIRECTO

DEL TAL NISTAL.