RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

12 jun 2022

GRADAS VACÍAS


Era un domingo cualquiera, para ser exactos era una mañana de domingo; justo la jornada que Marta y yo habíamos elegido para dar un paseo ligero, la temperatura era agradable, nubes que ayudaban a aliviar el enorme quemazón de un sol extraño del mes de junio y un aire agradable que te refrescaba ligeramente el rostro.

Al pasar al lado de unas pistas de atletismo vimos las puertas abiertas y decidimos hacer un alto en nuestro pequeño viaje; no era como aquellos días en los que la memoria me mostraba imágenes de gradas repletas de padres y curiosos; hoy era más bien lo contrario pues no pasarían de la docena las personas allí sentadas.

Las pistas tampoco es que estuvieran a rebosar de atletas, pero al menos se podían ver además de los jueces, unos treinta o cuarenta chavales repartidos en varias especialidades, concretamente vallas, y sobre todo saltos (de longitud, de altura y de pértiga). La marcha atlética, esa hermana pobre que tienen todos los deportes, se había anulado por falta de participantes

Justo en ese momento estaban saltando las chicas; no sabría definir muy bien sus edades, pero como mucho, andarían rozando la mayoría de edad.

Estuvimos comentando cosas de años atrás, no muchos, pero los suficientes como para establecer una penosa comparación del antes y el ahora, que como suele suceder y como muy bien afirma nuestra entrañable Nieves Concostrina: “Cualquier tiempo pasado fue anterior”.

Al albur de esa conversación apareció un viejo conocido, un excelente atleta que hubo de dejar los entrenamientos por un trabajo estable como le ha sucedido a tantos otros perdidos en la vorágine de un mundo dirigido por inválidos a la sociedad y solo útiles a sí mismos.

El tema evidentemente era la ausencia de deportistas y de público en un acontecimiento gratuito donde cada uno intenta dar lo mejor de sí mismo a cambio de una pequeña remuneración personal en forma de gramos de autoestima a veces perdidos por no saber controlar esas inútiles ansiedades que dan más valor a la mirada exterior que a la interior.

Una pena dijo nuestro amigo que nadie se ocupe de premiar a estos chicos como se merecen y en cambio se potencie la caja tonta y la vida en esos sofás donde la mirada se pierde dentro de una cajita que les domina incluso cuando están durmiendo.

¿Cómo es posible nos decía que se gasten tantos cientos de millones en olimpiadas o construcciones faraónicas al tiempo que los responsables se asignan sueldos extratosféricos cuando lo que demuestran es que no están haciendo nada por el verdadero deporte que es el que debería estar en las calles y barrios de cualquier ciudad?

.- Si el deporte es tan sano como nos venden a diario, ¿no deberían fomentar su práctica en vez de venderlo en los medios para que todo el mundo lo compre desde una butaca de salón?

.- ¿Es que los padres de esos chicos no tienen interés alguno en lo que hacen sus hijos?.

- Supongo que son los avatares de la vida le contesté.

.-Pues deberíamos hacer algo para cambiar eso me dijo.

Ahí lo dejamos; han pasado ya varios días y aún le estoy dando vueltas a lo del cambio, pero si he de ser sincero, no se por donde empezar...