No vamos a descubrir américa de nuevo con esto de caminar con bastones a pesar de que según dicen esto data aproximadamente del 1930 como ejercicio compensatorio para aquellos que practicaban esquí nórdico (tal vez se quedaron sin nieve y algún sesudo personaje pensó que esto podría ayudar).
Todos los deportes en general practicados con maña producen excelentes beneficios, pero este se lleva la palma por aquello de que lo mismo lo puede practicar un niño de cuatro años que uno de noventa; entre esos beneficios en mi opinión está la ausencia de lesiones (salvo monstruosos errores); pero hay quien dice que incluso que ese leve cosquilleo al apoyar el bastón le viene bien a los huesos, hay más beneficios según dicen, pero yo ni podría afirmar ni desmentir.
Una vez más el Ayuntamiento de Valdefresno y van unas cuantas se muestra como uno de los que más apoyan el deporte en esta humilde provincia (donde las haya), y esperemos que siga así para deleite de deportistas y espectadores.
La mañana se presentaba fresquita como corresponde a la época; la cita era a las diez y unos minutos antes no había allí salvo el menda lerenda más que ocho o nueve "gatos", lo que en cierta medida me decepcionó un poco pues había escuchado por ahí que esto gustaba un rato. Una vez más era cuestión de paciencia y poco a poco se fueron presentando muchos de los participantes (tal vez debería decir muchas de las participantes) y en poco rato comenzó la función, y digo función porque menudo arte que gasta el Alvaro.
Antes del calentamiento comenzaron las risas y los comentarios jocosos por parte de muchas de las participantes pero poco duró la juerga porque en seguida el entrenador les puso a todas a currar.
Yo estaba allí de mirón con el permiso de Jesús que me cuentan que está a todas y con todos y que hace hacto de presencia en todos los "saraos", lo que en mi opinión le honra, pues no es habitual ver a gente de la política implicarse en asuntos de este tipo.
Se dió la salida y ya con los primeros pasos eché de menos la toalla de baño, pues sudaba a chorros a pesar de la fresca; una amable señora (o señorita) me ofreció su pañoleta, pero no me habría servido ni para media oreja de modo que amablemente decliné la oferta.
Me habían dicho que esto era un paseo, pero ya me gustaría a mi ver al Usaín ese dar alcance a estas fieras que suben como si bajaran y caminan como si corriesen los cien metros lisos.
Realmente sorprendido por el buen ambiente y las ganas de disfrutar de una mañana de sábado practicando un deporte entretenido al tiempo que te da (a ellas) el fuelle necesario para hacer comentarios sobre estas nuevas leyes que nos lanzan los del gobierno sin saber muy bien a qué atenerse (supongo que la caza de votos termina siempre convirtiendose en un acto suicida).
En fin, que se lo pasaron pipa todas y eso siempre mola, por mi parte llevo dos días en la cama muerto de cansancio, pero prometo volver en cuanto me ponga en forma.
