RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

6 ene 2023

NOCHE DE ILUSIÓN

 


Tenía esa deuda pendiente desde hace la tira de años, y como se suele decir por ahí... “la ocasión la pintan calva”, de modo que me puse el abrigo sobre el pijama y salí con tanta ilusión que ni siquiera me quité las zapatillas de andar por casa. Por si la cosa se alargaba, me llevé conmigo un par de geles de esos que utilizan quien sabe para qué, muchos de esos que corren por la montaña y con las mismas enfilé por el paseo de Papalaguinda observando de reojo como si tal cosa portal tras portal e incluso chimeneas cuando la cosa se terciaba.

Como dice la canción cuando llegue la hora nada nos vamos a llevar. Ya sabemos todos lo que a punto de morir, dijo un tal Alejandro Magno:

1. Que su ataúd fuera cargado por los mejores médicos de la época
2. Que los tesoros que poseía fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
3. Que sus manos quedaran fuera del ataúd y a vista de todos.

Los ministros, sorprendidos, preguntaron: “¿Cuáles son los motivos?”

Él respondió:

1. Quiero que los mejores médicos carguen mi ataúd para mostrar que no tienen ningún poder sobre la muerte.
2. Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales que aquí se conquistan, aquí se quedan.
3. Quiero que mis manos queden fuera del ataúd para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías y nos vamos con las manos vacías.

Claro que yo con la duda no me podía ir de este barrio así sin más, de modo que seguí a lo mío. Los coches no cesaban de pasar con una frecuencia y un frenesí que nunca he podido entender salvo ese defecto que tenemos los seres humanos por alcanzar inmediatamente lo que a veces no se llega a conseguir en toda una vida; y eso me recuerda lo mal que hacemos comprando sobre todo en estas fechas y a troche y moche regalos a los niños como si fuera esta la última última ocasión; luego con la saturación viene la desgana, la inapetencia o lo que es lo mismo la indiferencia con lo que a lo largo de sus vidas la exigencia de regalos ser hará espectacular pero sobre todo frustrante.

Al pasar por la Plaza de Guzmán el Bueno, una señora aguantaba estoica los tres o cuatro grados bajo cero que marcaba el aparato más cercano y supongo que sería casualidad que uno de sus zapatos quedase perfectamente iluminado por la luz de una farola.

En el parador de San Marcos, había poco movimiento, (y eso que parador no es más que un lugar donde se para, eso sí, si te lo puedes permitir) pero al menos dos o tres coches llegaron hasta las puertas para dejar a sus ocupantes, que posiblemente estuviesen alojados en el mismo.

Ya se me estaban quedando los pies congelados, pero las oportunidades o se aprovechan o van al libro de contabilidad como pérdidas, de modo que hice de tripas corazón y seguí adelante como si tal cosa, y justo al llegar por donde el tanatorio, no se si sería otra de esas casualidades o no, pero me encontré con otras tres personas entre mantas y cartones que al igual que con la anterior tenían al menos un zapato a la vista; será moda pensé yo.

Giré hacia la zona del hospital y como siempre sí que había movimiento, parece que los desarreglos a veces se aceleran con ciertas fiestas, sobre todo aquellos que tienen que ver con cosas del corazón. Por la palomera cerca de donde están construyendo el “nuevo conservatorio de música” otra pareja de desfavorecidos por la fortuna y la sociedad se acurrucaban juntos "a pie de obra", junto a una pequeña hoguera de la que salía un humo negro como el betún.

Para cuando dieron las cinco de la madrugada, andaba yo por la plaza de la regla con ese moderno reloj de la catedral mirándome como se mira a un estúpido; bajé hasta Santo Domingo donde crías en edad de tomar aún la teta, aguardaban tal vez a sus “queridos” padres; cogí rumbo a la Plaza del Grano, antiguo imperio del amigo Monseñor y los equilibrios que hacían algunos para mantenerse en pie, me hicieron pensar que muchos, o no soportan lo que toman o no saben lo que hacen; Barahona, Rollo de Santa Ana, donde un beodo dormía la mona acurrucado junto a la ofrenda a nuestro paisano Durruti que a estas alturas estaría deseando salir del cuadrado y soltarle al “bibitus” un par de hostias; por último, a la altura de las grandes superficies, unos tontalanes mantenían la sonrisa y el equilibrio a duras penas mientras otros aprovechaban el atontonamiento general para hacer de las suyas.

A estas alturas ya de la mañana pues eran las siete y media con una niebla y un frío del copón, ya no sentía los pies, las manos ni el resto del cuerpo y completamente decepcionado me volví para casa.

CONFIRMADO, LOS REYES MAGOS NO EXISTEN.