RINCÓN POR RINCÓN: LEÓN

RINCÓN POR RINCÓN:  LEÓN
La catedrál y al fondo montes nevados

29 dic 2021

NACIMIENTO HECHO A GANCHILLO EN MATANZA DE LOS OTEROS

 


En Matanza de los Oteros hay una iglesia y en esa iglesia hay un nacimiento; no uno cualquiera, sino uno muy peculiar obra de Luisa (“Sina” para los amigos).

No quiero ni pensar los días, semanas, meses e incluso años que le habrá llevado completar lo que lleva hecho hasta el momento y digo esto porque es posible que aún esté pensando en ampliar la escena con nuevos personajes.

Aparecen en este nacimiento navideño muchos de los habitantes de la localidad practicando costumbres que en algunos casos van desapareciendo, como la matanza del gocho; una anciana muy carismática con el típico moño en la cabeza, de esos que también van desapareciendo, la peluquera en plena faena, el pastor, y multitud de personajes más (hasta el cura sale), todos sin excepción hechos a ganchillo; y esa es la peculiaridad de esta pequeña obra de arte, máxime teniendo en cuenta el tamaño de las figuras.

Habíamos estado mi amigo Blas y un servidor haciendo fotos por la zona y había quedado en volver solo para dejar patente el trabajo de Luisa; días más tarde me encaminé en su busca (sin avisar) pero no la pillé en casa. Por medio de una vecina, me enteré de que hay una persona que hace las veces de gobernanta; pero estaba tan atareada que hubo de ser su marido quien me abriera las puertas de la iglesia para poder dejar una pobre muestra del excelente trabajo realizado.

No hace justicia el documento gráfico, pero al menos da una idea de todo lo que pueden ver quienes decidan acercarse hasta este lugar que por cierto, se encuentra a menos de media hora de la capital, y ya de paso por el mismo precio pueden apreciar los palomares tan bien conservados que aún quedan por esta zona y supongo que otras muchas cosas que se me escapan.

Esos antiguos “columbarium” morada y destino de palomas, eran y son aún como podemos testimoniar en esta y otras visitas a la amplia zona de los Oteros; monumentos que forman parte de la caprichosa arquitectura popular desde hace siglos y que podemos ver en nuestra provincia a poco que viajemos. Por desgracia de muchos de ellos no queda sino alguna pared de arcilla que tras muchas décadas soportando vendavales y climatología adversa aún no han podido ser derruidos completamente.

Si Enrique IV levantase saliese por un instante de su tumba; se llevaría una tremenda sorpresa observando con que vileza han tratado sus “siervos” en estos últimos siglos su “ley de protección al palomar de 1465”.